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Las empresas de indumentaria fallera de Gandia activan la alerta

Los cinco comerciantes del sector crean una asociación para abordar con la administración la paralización que sufren por la suspensión de las fallas

Los representantes de la asociación que preside Juan Martí, de Martí Indumentaria. | LEVANTE-EMV

Nadie esperaba que un tsunami de las características de la pandemia del coronavirus arrasaría con la economía como lo está haciendo, afectando especialmente a ciertos sectores. Aunque algunos parece que están surfeando bastante bien los problemas a otros aún les queda camino por recorrer hasta poder ver la luz del túnel. Y es que hay ciertas actividades que están directamente relacionadas con otras que, debido a la pandemia, han quedado totalmente paralizadas. Una de ellas es las fallas.

La fiesta mueve miles de euros cada año en la ciudad de Gandia. Algunas empresas que trabajan para estas entidades tienen la posibilidad de subsistir pero, ¿qué ocurre si un negocio está completamente ligado a la fiesta? En esa tesitura se encuentran los indumentaristas. Sin fallas y con la incertidumbre de no saber cuándo se volverán a celebrar, nadie se atreve ni a ponerse ahora a hacerse un vestido ni a adquirir productos que sabe que no va a poder utilizar de forma inmediata. De ese modo, el sector se encuentran totalmente paralizado.

Por ello, los cinco establecimientos dedicados a la indumentaria de Gandia se han unido en una asociación que pretende no solo visibilizar la problemática que están sufriendo, sino también reclamar a las administraciones ayudas o algún tipo de solución a sus problemas. Porque fallas no habrá pero el alquiler, los impuestos, la gastos fijos y los proveedores y trabajadores hay que seguir pagándolos cada mes. «Hemos decidido unirnos para formar un frente ante el declive del sector derivado de la crisis de la Covid-19. Nos hemos visto afectados totalmente por la cancelación de las fallas y otras fiestas populares, así como por la escasez de los actos que se están promoviendo», señalan desde la entidad de nueva formación.

Después de todo lo que han pasado a lo largo de estos meses y ante el negro futuro que les espera, en el que no está nada claro si se van celebrar las fallas, las empresas del sector de la indumentaria no quieren quedarse de brazos cruzados y por ello están preparando un plan que incluirá la organización de actividades como desfiles y exposiciones, además de poner en marcha promociones y otro tipo de acciones destinadas a visibilizar el sector e incentivar el consumo de indumentaria. «Nuestra intención es hacernos escuchar por las autoridades pertinentes para hacerles saber la situación real que estamos atravesando y, entre todos, buscar una solución común para no acabar desapareciendo», señalan.

Las empresas de la asociación son La Barraca Fallera, Brocats, Martí Indumentaria, Rosa Fallera y Trini Boscà Indumentaria. La directiva la preside Juan Martí, la secretaría la ostentará Miguel Millet y la tesorería Natalia Nieto. La contadora será Mercedes Castro mientras que las vicepresidencias recaen en Rosa Calabuig de «Rosa Fallera» y Trini Borrull de «Trini Boscá». La directiva de la asociación ya se ha reunido con autoridades del ayuntamiento para abordar la situación. La entidad quiere visibilizar las cinco firmas.

Un acto para la esperanza que quedó suspendido a falta de pocos días

Las empresas que se dedican a la indumentaria fallera vieron en el acto que organizó la Federació de Falles de Gandia el pasado mes de octubre para presentar a las reinas y falleras mayores del 2021 un halo de esperanza. En parte, la idea de la entidad que aglutina a las comisiones era esa, reactivar el sector. Pasados ocho meses desde la última vez que falleras y falleros lucieron sus vestidos regionales, a muchos, sobre todo infantiles que cambian en apenas unos meses, seguro que les iba a venir bien algún retoque en su indumentaria. Las empresas empezaron a moverse, llegaron a realizar algunos arreglos pero fue el moemento en que la segunda ola de contagios del coronavirus empezó a coger fuerza y, tras varias reuniones y contactos entre la Federació de Falles de Gandia y el ayuntamiento, finalmente se optó por suspender el acto. Aquello supuso un mazazo para el sector, que se volvió a frenar en seco, más cuando se pretendía que aquel día, en el Museu Faller de Gandia, se escenificara un ensayo de lo que podían ser unas fallas seguras, en las que se permitía la celebración de actos como la «ofrena» u otros manteniendo las medidas de seguridad.

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