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Una cuarta parte del suelo agrícola de Oliva está abandonado por falta de rentabilidad

El diagnóstico encargado por el ayuntamiento apunta que solo el 6% de la población activa vive del sector y que no hay renovación generacional - El estudio pretende diseñar acciones que permitan reactivar una actividad venida a menos

Un «collidor» apila cajones de naranjas recién cortadas del árbol en una parcela del término municipal de Oliva. | XIMO FERRI

La ausencia de rentabilidad de las explotaciones agrícolas, que se deriva, en parte, de una pésima estructura organizativa en ese sector productivo, ha generado que en estos momentos el 24% de la superficie cultivable del término municipal de Oliva esté abandonada. Que se produzca esta situación, en Oliva y en todas las localidades con suelo agrícola, se sabía, pero ahora en esta ciudad se ha podido cuantificar con precisión gracias al diagnóstico que ha encargado el ayuntamiento. Ese documento está llamado a buscar alternativas e impulsar medidas que contribuyan a la recuperación y revitalización de este sector económico que sigue siendo importante.

Así, y según los datos del informe realizado por la empresa Proenhec de Pedreguer y dado a conocer hace unos días por el ingeniero agrónomo Hèctor Carrió, solo en Oliva 773 hectáreas, equivalente a más de diez mil hanegadas, permanecen abandonadas. La gran mayoría de ellas, detalla el estudio, están ubicadas en la parte baja del término, entre la carretera nacional y el mar. Esa superficie se reparte en 5.624 parcelas cuyos propietarios no han visto provecho a la actividad agrícola.

Pese a eso la superficie cultivada de Oliva sigue siendo muy importante. Las otras tres cuartas partes que sí están en producción representan 2.449 hectáreas, equivalente a casi treinta mil hanegadas, la mayor parte con plantaciones de las distintas variedades de cítricos, una fruta que casi sigue siendo el monocultivo de la Safor.

En Oliva, y todavía en mayor proporción en otras localidades de la Safor, apenas el 6% de la población activa se dedica profesionalmente a la agricultura, pero es obvio que en esa cifra no se contabiliza a cientos de personas, o probablemente miles, que emplean una parte de su tiempo a seguir manteniendo sus parcelas, o las de sus padres, en las horas y días libres que les dejan sus respectivas profesiones. En cualquier caso, resulta significativo, como apunta este mismo estudio, el cambio producido en los últimos años. De una localidad donde una parte importante de la población vivía de la actividad agrícola ahora se ha pasado a una minoría porque tampoco hay relevo generacional. «El trabajo en el campo apenas esta valorado», señalan los autores del diagnóstico encargado por el ayuntamiento, lo que también contribuye al abandono de las tierras.

Precios justos y sostenibilidad

El concejal de Agricultura de Oliva, Miquel Doménech, que impulsó la realización del estudio, señaló en la presentación que son muchas las acciones a adoptar para potenciar la agricultura, y apuntó algunas de las soluciones. Precios justos, mejora de infraestructuras, apoyo institucional, sostenibilidad medioambiental, control de las importaciones, formación para los agricultores jóvenes o, como ya se ha hecho, avances en el control de plagas que merman o perjudican la producción agrícola y que derivan en enormes pérdidas para los propietarios y para el conjunto de personas y empresas que se dedican a esta actividad.

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