Las actuaciones policiales en las tres viviendas afectadas por la sentencia demuestran el hartazgo que sentían los vecinos al tener que soportar las prácticas molestas de los inquilinos. Según se apunta en la sentencia, quienes no podían dormir y disfrutar de sus apartamentos en condiciones normales presentaron «más de 40 denuncias». En el mismo texto se recoge los expedientes que abrió la Policía Local de Gandia cuando acudía requerida por el resto de propietarios. En once ocasiones se personaron los agentes en una de las viviendas entre los años 2009 y 2013. En las otras la frecuencia fue menor, con tres actas por incidencias entre los años 2010 y 2013. Ni siquiera estos requerimientos sirvieron, durante tantos años, para acabar con las prácticas molestas.