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El Consell fía a los fondos europeos las tres grandes depuradoras de la Safor

A la aplicación del sistema terciario en la estación de Gandia se suman los largos retrasos en las de Oliva y Tavernes de la Valldigna

La depuradora de la Safor-Sur, en Gandia, que es la mayor de la comarca. | EPSAR

El Consell de la Generalitat también va a confiar en los fondos europeos, cuyos recursos se verán notablemente incrementados a raíz del plan para la recuperación económica tras la pandemia del covid-19, para poder ejecutar las obras necesarias para reutilizar las aguas residuales que llegan a las depuradoras.

En ese sentido, el presidente del Consell, Ximo Puig, acaba de señalar que el objetivo es que en los próximos años se recicle la totalidad del caudal de agua residual, para lo cual anuncia una inversión global de 1.229 millones de euros.

El anuncio del presidente Puig tiene, en la Safor, una incidencia mucho mayor a la del resto de comarcas valencianas. Por es aquí donde están pendientes de redacción y de ejecución tres grandes actuaciones en materia de depuración de aguas que, de una u otra manera, afectan a casi todo el territorio. De hecho, la reutilización del agua que se vierte a las alcantarillas, que es desde hace años un objetivo de la Unión Europea en su estrategia de adaptarse al cambio climático, es casi nula.

La depuradora de la Safor-Sur, situada en Gandia y que trata las aguas de 17 municipios de la comarca, no dispone del sistema de tratamiento terciario, indispensable para que el líquido resultante se puede reutilizar. Pero es que peor están en Oliva y el Tavernes de la Valldigna, donde la depuración es del todo insuficiente, y desde hace años esperan los proyectos para construir nuevas estaciones de tratamiento.

Solo esas tres obras pendientes suman una inversión que supera los 40 millones de euros. En Gandia, una estación con tres líneas de tratamiento de 20.000 metros cúbicos diarios cada una, lo que se requiere es incorporar una línea para el último proceso que se aplicaría al agua. Así, el caudal final, que ahora no puede tener otro destino que el envío al mar, podría usarse para la agricultura, mediante un sistema de bombeo, o bien para mantener una zona húmeda tan importante como el marjal de la Safor en periodos de prolongada sequía. Esa obra se valoró en unos seis millones de euros, pero hace tanto tiempo que los técnicos estiman que puede haber variado en mucho.

En Oliva se trata de construir una nueva depuradora. Y lo cierto es que aquí sí que ha habido avances en los últimos meses porque la Confederación Hidrográfica del Júcar quiere que esta ciudad sea piloto en la implantación de un sistema de membranas, mucho más ecológico que los actuales, a cambio de que, como exige Europa, el agua tratada sea debidamente reutilizada. Esa estación se ha valorado en 18 millones de euros y depuraría hasta 15.000 metros cúbicos al día.

En Tavernes de la Valldigna también está pendiente el proyecto de la depuradora que sustituya a una actual obsoleta que apenas trata las aguas residuales. Hace diez años esa obra se valoró en 36 millones de euros, pero, como casi todo entonces, se sobredimensionó y ahora se trabaja en otro diseño, de menor tamaño y un coste sensiblemente inferior.

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