Restringir el tráfico en el paseo de les Germanies de Gandia y en el eje que forman las calles de les Carmelites, dels Jesuïtes y del Duc Alfons el Vell no va a ser tarea fácil. Desde primera hora de ayer entraron en vigor las nuevas normas dictadas por el ayuntamiento, pero la mayoría de los conductores, como quedó demostrado, ignoraban esos cambios.
Según pudo comprobar este periódico durante varias horas, media docena de agentes de la Policía Local, apostados ante el Teatre Serrano y en los cruces de las otras calles que dan al Paseo, tuvieron que cumplir la misión de responder dudas, porque lo más habitual fue dirigirse a ellos con un «perdone que le pregunte», para que indicara a los conductores si estaba o no autorizado a entrar en la zona restringida. Es más, para quienes intentaban acceder sin preguntar, que eran la mayoría, también se situó un control en el Serrano, donde un policía detenía a los conductores y les informaba de los cambios. Por eso de tratarse del primer día, el acceso seguía abierto, se cumplieran o no las nuevas normas.
El problema, como ya ocurría hasta ahora, va a ser la picaresca. Porque los vehículos autorizados a circular por esa zona, además de todas las motocicletas y ciclomotores, son los de emergencia, los de carga y descarga, los de residentes o personas que dispongan de cocheras, y, aquí está el gran coladero, todos los que afirmen que se dirigen a los párkings públicos de la plaza del Prado o del Riu Serpis-Centre Històric.
Por los testimonios recogidos entre vecinos de la zona y por lo que se vio hasta el mediodía, en este primer día la reducción del tráfico se notó poco. Habrá que esperar para comprobar si el ayuntamiento cumple lo dicho y la Policía Local multa a los infractores, transcurridos unos cuantos días «de cortesía».
En esta primera fase, ayer ya se impedía el giro a la izquierda en los cruces o circular por el paseo, en dirección al Serrano, a quienes accedan por las calles Carmelites-Jesuïtes-Duc Alfons el Vell.
Otra de las medidas que se supo ayer es la reducción de velocidad. Si hasta ahora reinaba el criterio general de un máximo de 50 kilómetros por hora, esa cifra se ha rebajado a 10 kilómetros por hora, y así se ha indicado en enormes carteles sobre el asfalto. Eso equivale a poco más del paso de peatón. Si esa medida se hace cumplir, porque ayer era evidente que no ocurría, también servirá de repelente para circular por esa zona y, a su vez, contribuirá a que, con el tiempo, los viandantes ganen confianza y ocupen más espacio.
«La clave va a estar en si multan o no multan a los infractores», señalaba el propietario de un establecimiento comercial del paseo ayer a este periódico, quien recordaba que hasta ahora, en teoría, el acceso ya era limitado y nadie, o casi nadie, lo cumplía.
Con el color de «la Morada»
Esta medida ha venido acompañada de color. Del morado en concreto, porque el ayuntamiento ha querido continuar en el centro de la ciudad aquel proyecto bautizado como «la Morada» que activó el pasado verano en el paseo Marítim de Neptú de la playa. Así, los tótems indicadores de la restricción del tráfico, así como algunas de las señales que limitan la velocidad a 10 kilómetros por hora en toda la zona, han sido pintadas con ese llamativo color.
Los concejales de Movilidad, Comercio y Urbanismo, Nacho Arnau, Ferran Martínez y Josep Alandete, respectivamente, acompañados de los presidentes de las asociaciones de comerciantes y hosteleros del centro, Pedro Izquierdo y Pere Montalbán, recorrieron a mediodía de ayer la zona parcialmente acotada al tráfico. «Las medidas que se han aplicado están dirigidas a reducir el tráfico de vehículos en la zona del centro de la ciudad para que la ciudadanía pueda disfrutar de un espacio libre de humos, aumentar la seguridad y pueda disfrutar de más zonas peatonales», indicó posteriormente el ayuntamiento en un comunicado.
