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Oliva rechaza las alegaciones del arzobispado para mantener la estructura del Centro Ecuménico

El ayuntamiento, con los votos del Gobierno de Compromís y PSOE, señala que los cimientos no son aprovechables y exige a la Iglesia que ingrese los 2,3 millones que cuesta la demolición

La estructura del Centro Ecuménico de Oliva, en una imagen de archivo. ximo ferri

El conflicto generado entre el Arzobispado de València y el Ayuntamiento de Oliva a cuenta de las obras inacabadas del Centro Ecuménico el Salvador en una parcela de Oliva Nova va a más.

Después de que hace unas semanas el consistorio olivense comunicara formalmente al arzobispado la necesidad de ejecutar por su cuenta las sentencias judiciales que obligan a retirar los cimientos de lo que iba a ser un centro religioso de referencia mundial, la respuesta ha sido negativa.

En un pliego de alegaciones remitido al ayuntamiento el arzobispado desgrana diversos argumentos para no tener que gastarse los 2,3 millones de euros que, según los técnicos, costaría dejar ese solar de 25.000 metros cuadrados en el estado anterior al inicio de las obras.

Así, los técnicos contratados por la Iglesia señalan al ayuntamiento que «no tiene sentido» retirar la estructura de hormigón que allí se construyó porque eso representaría convertir el espacio en «una ciénaga pantanosa» propia de terrenos de marjal. Además, en sus alegaciones, el arzobispado indica que lo que se construyó «está en buen estado» y que la estructura «sería perfectamente aprovechable» para poder construir sobre ella cualquier edificio público o privado que el ayuntamiento estime oportuno. Para ello recuerda que en los cimientos se emplearon 28.000 toneladas de cemento armado de alta resistencia. No solo porque encima se tenía que levantar la enorme mole del templo ecuménico, sino también porque los arquitectos tuvieron en cuenta que el suelo, arenoso y con un nivel freático muy alto, requería esa cantidad de material resistente para garantizar la futura estabilidad de todo el complejo.

En uno de los apartados de las alegaciones al Ayuntamiento de Oliva el arzobispado incluso señala que la retirada de lo construido, que en total suma 68.000 toneladas, requeriría el consumo de una enorme cantidad de energía y que eso incumple las normativas sobre cambio climático y la necesidad de reducir las emisiones de gases que contribuyen al calentamiento del planeta.

Ingreso del dinero

Los argumentos, sin embargo, ni han convencido a los técnicos municipales de Oliva ni menos al Gobierno local. Dice un informe de respuesta a las alegaciones que, independientemente del estado de la estructura, la disposición de la misma, en planta circular, con pilares iniciados en su primera fase y con muros en dibujo radial, «es tan singular que no puede aprovecharse para la construcción de otro edificio, sea del tipo que sea» porque «el condicionante de partida sería tan desfavorable para el planteamiento del nuevo edificio, que constituiría una carga importante como punto de partida de un nuevo proyecto», hasta el punto que «lo haría inabordable».

En resumen, el pleno del Ayuntamiento de Oliva, con los votos de los dos grupos del Gobierno local, Compromís y PSOE, ha rechazado las alegaciones del arzobispado e insiste en que tiene que ejecutar la demolición de lo construido para dejar el solar en su estado previo a las obras. El ayuntamiento, además, le indica a los representantes de la Iglesia el número de cuenta bancaria municipal para que ingrese los 2,3 millones de euros en que están valorados esos trabajos.

Pese a los informes técnicos que avalan la posición del Gobierno local, los tres grupos de la oposición, Projecte Oliva, Partido Popular y Ciudadanos, optaron por la abstención, en una clara actitud de situarse al margen de confrontaciones con el Arzobispado de València.

La deriva que ha tomado este asunto, que se arrastra desde hace más de una década, augura que también la reversión del solar a su estado original puede acabar en los tribunales, prolongando aún más el último capítulo del Centro Ecuménico el Salvador, un proyecto que, como se supo con el paso de los años, nunca contó con la financiación necesaria para convertir en realidad aquellos deslumbrantes planos.

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