El cierre perimetral de Daimús, anunciado por el Consell el martes pasado, ha caído como un jarro de agua fría en esta pequeña población de la Safor, con 3.200 habitantes. Los vecinos no se lo esperaban. Es cierto que, según la estadística de coronavirus de la Conselleria de Sanidad el municipio registra una alta incidencia acumulada de covid (1.500 casos por cien mil habitantes) por lo que se incluyó entre las 29 localidades que estarán cerradas hasta el próximo 21 de enero.

Pero el alcalde, Javier Planes, del PP, mantiene la tesis de que esa estadística se debe a que una de las dos residencias de mayores, la del grupo Solimar, registró un brote hace un mes, un foco concentrado en el geriátrico y que ya está controlado, si bien ha dejado algún fallecido. Planes considera, por tanto, que en la Conselleria «alguien no ha interpretado bien los datos», y cree que es una medida «injusta».

También reprocha las formas con las que se enteró, con una llamada telefónica de la Conselleria prácticamente al mismo tiempo que el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, lo anunciaba por televisión. «Cuando descolgué el teléfono ya había concejales que se habían enterado por los medios de comunicación», señala. Mañana lunes estudiará si presenta un recurso contencioso-administrativo contra el decreto, pero quizá no compense, por el coste económico, y porque seguramente tardará más tiempo en resolverse que la duración inicial del propio cierre perimetral.

Con todo, el alcalde asegura que, al margen de recurrir o no, ha acatado el decreto de Sanidad, como no podía ser de otro modo. También destaca el comportamiento «ejemplar» que está teniendo la ciudadanía en estos primeros tres días de «lockdown».

Según los datos acumulados desde el inicio de la pandemia en Daimús se contabilizan 152 contagiados (47 en los últimos 14 días) y cuatro fallecidos. Los positivos se han triplicado en el último mes. Para el alcalde la única explicación posible está en ese brote de la residencia de mayores Solimar, centro que intervino la Conselleria tras detectarse 59 internos y 14 trabajadores positivos por coronavirus.

Por el momento reina la calma y no ha habido grandes dispositivos policiales en la localidad. Una patrulla de la Guardia Civil de Oliva (puntualmente dos) se encarga de dar vueltas por el pueblo con su vehículo para vigilar. Es algo relativamente sencillo, ya que la superficie del término municipal es de 3,15 kilómetros cuadrados, aunque separados entre el núcleo urbano y la playa.

Además, los vecinos tienen prácticamente todos los servicios básicos garantizados; hay un supermercado y tiendas de alimentación, una farmacia, un ambulatorio... Cabe recordar que no es un confinamiento domiciliario y que hay muchas excepciones a esta restricción de movilidad, entre ellas, como es lógico, desplazarse para trabajar, estudiar, o por una urgencia de salud.

Daimús ha conocido la cara y la cruz de la pandemia. La cruz son los contagios, y en el peor de los casos, los fallecimientos por las complicaciones de la enfermedad. Ahora bien, el pasado 29 de diciembre el municipio hacía historia en la comarca al ser el primero en el que se iniciaba el proceso de vacunación, concretamente en la residencia de mayores Sant Carles, que a la sazón dirige el propio alcalde. De hecho, Planes, en calidad de director del geriátrico, fue el primer vacunado de la Safor, mientras que la primera residente en recibir la primera dosis del antídoto fue Victoria Moncho, de 97 años, nacida en Daimús.

Por otra parte, el virus sigue sin freno en la comarca, en la línea de la Comunitat Valenciana. En el hospital Francesc de Borja hay ingresados 91 pacientes, de los cuales 74 en planta y 17 en UCI, y en los ocho primeros días del año se han producido nueve fallecimientos. Como informó este periódico, ya se han vacunado todas las residencias de mayores y el proceso sigue con los sanitarios del hospital y los centros de salud.