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Un campeón multifuncional

El atleta de Oliva centra su objetivo de 2021 en intentar subir al podio en los Juegos Paralímpicos de Tokyo

A la izquierda, Héctor Cabrera escribe ante su portátil. A la derecha, en un gimnasio en pleno periodo de recuperación. | LEVANTE-EMV

El recién acabado 2020 estaba destinado a convertirse en el año de la consolidación del atleta de Oliva, Héctor Cabrera Llácer. Doble campeón de Europa, subcampeón del mundo y plusmarquista mundial en lanzamiento de jabalina F12 (deficiencia visual), los Juegos Olímpicos de Tokyo se abrían ante el lanzador del Club de Córrer El Garbí como la oportunidad de resarcirse de haber llegado como uno de los favoritos a Rio de Janeiro-2016 pero no haber tenido la oportunidad de refrendarlo en la pista, a pesar de regresar de Brasil con diploma paralímpico.

El paréntesis competitivo que supuso el confinamiento reveló el verdadero carácter del atleta del Proyecto FER, que no solo fue capaz de montar una pista de lanzamiento en el jardín de su casa en Oliva sino que se graduó en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte en la Universitat de Valencia con un trabajo final de carrera sobre cómo deben los entrenadores trabajar con deportistas ciegos que se ha convertido en una referencia en el mundo paralímpico.

Pero la segunda parte del año, donde parecía que no habría contagios y ni siquiera se atisbaba una tercera ola, le obligó a tener que repetir lanzamientos para ratificar su clasificación para la cita japonesa que se disputará durante este 2021, si la pandemia no lo impide. Y tras conseguirlo a la primera, en su segundo intento se llevó, desgraciadamente, los ligamentos de su rodilla por delante.

No lo para nadie ni nada

A partir de ahí, el trimestre final de 2020 supuso casi dos meses de rehabilitación en Madrid y el retorno a la Safor para seguir con el trabajo específico de recuperación. Pero a Héctor nada le ha afectado en sus obligaciones, todas emocionantes, a su parecer, pero fiel realidad de la vida actual de un profesional del deporte que debe además atender otros muchos aspectos de su vida.

La vida de Héctor en 2021 va a suponer lo que en cualquier startup se llamaría un perfil multifuncional. Todo ello con vistas a varios objetivos, todos ellos importantes, pero debiendo agendar ya desde el primer día los horarios que le permitan compaginar las actividades a desempeñar.

Para empezar, vivirá por primera vez desde dentro una de sus vocaciones: la de ayudar en la docencia en el Institut Veles i Vents del Grau de Gandia durante 150 horas, donde se formará junto al profesor titular de la asignatura antaño llamada gimnasia, no solo en materia de enseñanza sino también en la gestión de grupos formados por jóvenes.

A ello le unirá la publicación y promoción de la que supondrá su primera incursión en el mundo editorial. Un libro ilustrado basado en su vida publicado por Sargantana para intentar hacer ver a los niños y las niñas que muchos de sus problemas son superables al tiempo que conciencia a los padres de dar más libertad de decisión a sus hijos.

Nueva generación

Y en medio de todo ello, pero como objetivo primordial, se encuentra su recuperación, retorno a la competición y concentración para buscar su ansiada medalla paralímpica con la que consolidarse como uno de los referentes de la nueva generación surgida tras los legendarios David Casinos, Mónica Merenciano, Kim López, Maurice Eckhard o Ricardo Ten, entre otros.

Héctor Cabrera Llácer, que en 365 días ha tenido que aprender a convivir con una pandemia y una lesión grave, lleva más de 15 años teniendo presente en su día a día la degeneración visual progresiva del Síndrome de Stargardt. Y lo hará con las dos mayores armas de inspiración masiva: la literatura y el deporte.

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