Uno de los padres del «ambulatori» de Gandia

El pasado 7 de febrero murió en su casa de Valencia, apaciblemente y rodeado de su familia, Don Tomás Ortí Darás, a los 80 años, quien fuera jefe de Laboratorio de Análisis Clínicos del hospital Francesc de Borja de Gandia. Con profundo pesar inicio estas palabras de recuerdo a nuestro maestro, amigo y compañero que supo soportar con ejemplar resiliencia y entereza las adversidades de la vida. Fue un hombre sencillo, tímido y trabajador, comprometido con ideas de progreso e igualdad, y con las mejoras de la medicina de la comarca de La Safor. Reorganizó los diversos laboratorios, y modernizó la atención sanitaria en la Ciudad Ducal. En el año 1973, junto con otros sanitarios ilustres de la comarca, fue pieza clave en la implantación y entrada en funcionamiento del Hospital Francesc de Borja conocido como «el ambulatori».

Cuando aprobé la oposición de facultativo de Análisis Clínicos, y tras visitar los hospitales a los que podía optar, me llamó la atención tus publicaciones en revistas internacionales como el Clinical Chemistry (al alcance de pocos españoles en esos tiempos). No obstante, más me impactó el buen ambiente que había en torno a tu persona, tanto a nivel profesional como familiar. Todos te querían y apreciaban, sabías de todo, de Anatomía Patológica, de Microbiología, de Análisis Clínicos, de Hematología, de Informática, de Gestión Sanitaria (todavía uso tus programas para calcular las unidades relativas de valor para el Sistema de Información Económica de la Conselleria de Sanitat). Tenías mucho «arte» para contarnos anécdotas como la que te ocurrió cuando tu padre, Don Fortunato, te mandó a realizar la primera extracción de líquido cefalorraquídeo a un niño con meningitis en la playa de Gandia, comenzaste a temblar. Todo tenía explicación, pero ¿cómo iba a temblar el «millor analista del món»? Era porque había ocurrido un terremoto y el apartamento era una décima planta. Además, cuando había un problema todos recurríamos a ti, siempre te ponías de frente, tirabas del carro, arreglabas electrodos, microscopios, ordenadores, y si no podíamos, siempre acudía nuestro amigo Simó, y hacías que los informes analíticos de los pacientes saliesen en tiempo y forma, y con altos niveles de calidad semiológica y metrológica (Don Tomás), eras el Auctoritas y Potestas de la Antigua Roma.

En esta España de la crispación, personas como tú, DonTomás, dejan, por su ejemplo, un legado de tolerancia, respeto y educado trato. Se notará tu ausencia. Nos quedamos con tu cariño, tu honradez, tu sinceridad y tu generosidad. Has conseguido una trayectoria, tanto a nivel profesional como familiar, que perdurará siempre en nuestras vidas y que intentaremos inculcar a los nuevos compañeros que ejerzan tu profesión en estos momentos tan complicados.