El concejal de Ròtova Gustavo Morant, que ha sido expulsado de Compromís y del grupo municipal junto a la edila del mismo partido Ana Puig, lamenta que la formación en esta localidad «haya dejado de ser de izquierdas».

Los concejales matizan que presentaron su renuncia por registro de entrada al ayuntamiento horas antes de que la asamblea del partido acordara su expulsión.

En ese escrito los concejales firmantes exponen los motivos que les han llevado a tomar esta decisión, y que ambos comparten. Así, consideran que el actual grupo municipal «ha dejado de representar el ideario político de izquierdas, los valores democráticos, participativos y de transparencia por los cuales habíamos entrado a formar parte». Añaden Morant y Puig que «más bien, la evidente falta de liderazgo del alcalde, Jordi Puig, evidencian un trasfondo sectario, intolerante e intransigente con la diversidad de opinión, impositivo con sus ideas y sin dejar espacio para el diálogo, el consenso, el pacto o el acuerdo por el bien común».

Los concejales añaden que desde que asumieron competencias de gobierno, en junio de 2019, «el alcalde no nos ha convocado a ninguna Junta de Gobierno Local, ni a ninguna reunión de grupo municipal, ni a ejecutivas de la agrupación de la que Jordi Puig es el único afiliado». De hecho, aseguran los concejales que pidieron celebrar una reunión semanal de coordinación a la que nunca accedió el alcalde, si bien ellos se han «esforzado» por «mantenerse informados» de los asuntos municipales, pidiendo incluso explicaciones de algunas facturas por registro de entrada.

También critican que conocieran el proyecto de presupuestos «sólo tres días antes del pleno de aprobación». Como explicó este periódico, la crisis en el Gobierno local estalló en el pleno de enero, cuando no salieron adelante los presupuestos por el voto en contra de Gustavo Morant. Ana Puig no pudo acudir a la sesión por baja médica justificada.