La comarca de la Safor cierra hoy la mejor semana de la tercera ola de la pandemia del coronavirus. Febrero trajo consigo una mejora de los dramáticos registros de un enero negro, demasiado largo y doloroso. Ni siquiera el ansiado cambio de año, en el que muchos tenían puestas las esperanzas para dar la vuelta a la situación, fue suficiente para frenar una escalada de contagios que dejará tras de sí el drama de muchas familias que han perdido a sus seres queridos, secuelas durante mucho tiempo a los enfermos, un sistema sanitario al límite y a profesionales exhaustos por las horas de trabajo que han tenido que dedicar a luchar contra el virus y una sociedad que ha visto truncado su modo de vida.

Gráfico de la tercara ola en la Safor.

La Safor no ha sido ajena en lo que respecta al comportamiento del virus a la evolución que ha experimentado la Comunitat Valenciana durante la llamada tercera ola.

La entrada del otoño supuso, entre otros, las primeras semanas tras el regreso a los centros educativos, algo que se temía pero que ni tuvo ni está teniendo una incidencia destacada en el aumento de casos, pese a que ha habido decenas de clases confinadas y muchos escolares contagiados.

Una revisión a los datos no deja lugar a dudas: los puentes festivos y especialmente las fiestas de Navidad provocaron que la situación se volviera incontrolable. Tanto el del 9 d’Octubre y el 12 de Octubre como el de la Constitución de diciembre se tradujeron, entre una semana y diez días después, en un aumento de la incidencia, los nuevos contagios y los casos activos.

El primero abarcó entre el 9 y el 12 de octubre. En esas jornadas, la incidencia era de entre 41 y 51 casos activos por cada 100.000 habitantes. El día 26, es decir, 14 días después, se disparó hasta los 145. Entre el 22 y el 26 hubo 143 contagios nuevos, cuando hasta el momento, día a día, se registraban unas pocas decenas. Fue el incremento más abrupto de todo el mes. Esa jornada creció de forma poco normal la cifra de casos activos, al pasar de 140 a 258. A partir de entonces se inició una escalada que duró aproximadamente hasta el 12 de noviembre. Desde entonces varió la tendencia hasta alcanzar los 240 casos por cada 100.000 habitantes, la incidencia y el número de casos activos (428) más bajos en un mes.

Durante el puente de diciembre, la comarca ya estaba en riesgo extremo de contagios, pues superaba los 250 casos que marcan las autoridades sanitarias. En concreto, el día 6, había 300 casos por cada 100.000 habitantes. La festividad abarcó del 4 al 8. El día 14 se relajaba la situación y se situaba la incidencia en 250. Pero justo nueve días después del último día de descanso laboral y escolar se volvió a disparar. El 17 de diciembre daba otro salto hasta los 299, el 21, a las puertas de Navidad, ya estaba en 356 y el 28 llegaba a los 398. Es decir, la comarca celebró las fiestas navideñas ya en plena ola, lo que probablemente fuera caldo de cultivo para lo que acabó ocurriendo después.

Por efecto de las fiestas en la realización de las pruebas, los primeros días de enero las cifras fueron relativamente bajas, con una incidencia de en torno a 238 y alrededor de 420 casos activos entre el 4 y el 7 de enero.

18 de enero: punto de inflexión

Ya el 11 empieza a vislumbrarse lo que acabarían siendo las peores semanas de la pandemia. Para entonces, el Consell había decidido confinar perimetralmente Oliva y Daimús, los municipios que entonces peor estaban, que tuvieron que cerrar bares y otros espacios públicos.

Ese día 11 se registra un incremento de 411 contagios y la incidencia supera los 330. Es el 18 de enero la jornada que marca el punto de inflexión. Los contagios crecen en 633 en solo dos días, los casos activos superan los 1.000 por primera vez y se sitúan en 1.150 y la incidencia ya está en 646. A los diez días, el 28, se traspasa la barrera de los 1.000 casos por cada 100.000 habitantes en toda la comarca. Hay casi 30 ingresados en la UCI y 140 enfermos de covid en las plantas de un hospital que está a punto de no dar más de sí y ha tenido que habilitar la zona de quirófanos para acoger pacientes críticos. Ese día hay 991 nuevos contagios, el pico más alto de la pandemia.

El Consell adopta las medidas de cierre total de hostelería y adelanto del horario comercial el 24 de enero. El pico de incidencia es el 1 de febrero, una semana después, con 1.076 . A partir de ese día empieza a bajar la incidencia y solo diez días después está a la mitad, en 536.

El 53,4% del total de fallecidos durante la pandemia, 176 contabilizando hasta ayer sábado, se han registrado durante el mes de enero y los primeros días de febrero (96 finados).