Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

don javier y el puerto de gandia

U n día después del Miércoles de Ceniza, este periódico publicó un artículo de opinión firmado por Don Javier Cremades, portavoz de la Plataforma Salvem les Platges del Sud de Gandia.

Lo titulaba: Ricardo Martínez y el Puerto. Lo desarrolla, párrafo a párrafo, sentando cátedra o al menos así me lo parece. Comienza su escrito diciendo que mi artículo Norte o Sur, del pasado día 5, carece de rigor, distorsiona la realidad y que ironizo de un problema de mucho calado. Sólo estoy de acuerdo con lo de la ironía. Mis informes sobre el Sr. Cremades y no son «Villarejos», señalan que es una persona culta y ponderada. Excepto algunas medias verdades que me dedica, su réplica me parece de lo más aburrida. Sus engorrosos y en ocasiones infumables datos sobre «les platges sud de Gandia», y lo digo con todo respeto, son una auténtica adormidera.

Don Javier, dice que mi artículo es un discurso dogmático y con imputaciones carentes de argumentos para descalificar a los que no piensan igual que yo. Me acusa sin sentido por nombrar a «los cuatro de siempre disfrazados de ecologistas». Yo no culpo a nadie. Sólo informo según mis datos. Mis argumentos gustarán más o menos pero son tan válidos como suyos.

Sobre lo de perder o ganar arena al mar en esas playas, tiene toda la razón y nadie lo puede discutir. Pero, ¡de ahí a que el puerto de Gandia sea el único culpable de lo que allí pasa...!

La regresión dunar ocurre en una gran cantidad de playas a lo largo de los casi ocho mil kilómetros de la costa española. En Altea sin ir más lejos, la carretera general y las casas, están a menos de diez metros del mar. ¿También los puertos? ¿O tal vez los «buitres» marinos y algún que otro «de secano»? Informo a Don Javier que el Gobierno tiene pendiente ejecutar una inversión millonaria para regenerar el litoral, o eso dice la prensa. Si lo regenera, cosa que dudo, buen regenerador será.

Según esta Plataforma o así lo relata el señor Cremades, los culpables de las erosiones son los puertos y sus escolleras. Si fuera así y se les hiciera caso, desaparecerían la mayoría de ellos incluido el de Valencia, considerado de los más importantes del mundo. Existiría la playa de Pinedo pero no el puerto valenciano. En Gandia, más de lo mismo. Y eso Don Javier, no tendría ningún sentido.

Por esa regla de tres dinamitemos la totalidad de salientes costeros del país. En nuestra Comunidad, «saltarían por los aires» algunos tan conocidos como el Castillo de Peñíscola en Castellón, la Muntanya del Faro en Cullera, el Cabo la Nao en Xàbia y también el «exgandiense» Peñón de Ifach de Calpe. El británico Gibraltar, al estar lleno de macacos, no se podría tocar. De lo contrario, se las tendrían tiesas con las «Almas Veganas» y su «portavoza» Fanny, la de las gallinas violadas.

Entiendo que el Señor Cremades aporte documentos e información de ministerios tan antiguos, como el de Obras Públicas o tan modernos, como el de la Transición Ecológica, con su análisis de las inundaciones y erosiones de la zona costera. Y que en los mismos no se atribuyan a los cambios climáticos, «Filomena» y compañía, y sí por la acción del hombre.

Para reforzar su tesis, también menciona al abogado Andrés Escrivá y a su libro Gandía, su Puerto y playa, que lamento no haber leído. O un artículo en este mismo periódico Levante-EMV, de la excelente Esperança Costa, de origen Grauero, de padre marinero y de abuelo portuario, el famoso y recordado Julián, alias el «Terrible», medalla al mérito en el trabajo por la labor en su querido Puerto.

Entiendo el todo vale para que el señor Cremades salga airoso de su planteamiento e intente conseguir sus propósitos en favor de esa asociación imitadora del eslogan de Trump «Save America» que lo único que les importa y están en todo su derecho, es que sus viviendas de primera línea, paseos y playas, no desaparezcan del mapa. Pero de ahí a que el puerto sea responsable de sus «penas», pues… ¡como que no!

Sólo en la época de los desguaces hubo contaminación, por tierra, mar y aire. Mi querido amigo y avezado de las letras Paco Martí, subdirector entonces de la empresa más importante en esos menesteres, puede dar fe de ello. Y de otras cosas que allí ocurrían. Pondrían los pelos de punta a más de uno. A mí, seguro que no…

«Mi» Puerto de Gandia, fue, es y seguirá siendo todo un emblema para la comarca, también para los miles de trabajadores y sus familias que vivieron y aún viven del trabajo allí realizado. Sólo por eso, que ya es mucho, rogaría al bueno del señor Cremades y a su Plataforma que dejen de tener fijación con ese lugar sagrado para la gente del mar. Además de trabajo y progreso, puso a Gandia en el mapa en la peor etapa de nuestra historia. ¡Háganlo, aunque sea por eso! Luchen por sus derechos pero, sin «contaminar» al puerto.

El actor Antonio Ferrandis cuando quería a alguien y ese alguien era molestado, siempre decía los mismo: ¡A mi pulpo, ni tocarlo!.

Don Javier, por mi parte, fin de la cita...

Compartir el artículo

stats