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Gandia se adelanta al gran impacto del enlace de la CV-60 con la AP-7 y pide barreras vegetales

El ayuntamiento considera que esa nueva carretera es fundamental y también solicita que se ejecute lo antes posible

La rotonda de la N-332 entre Gandia y Bellreguard, donde conectaría la nueva carretera. | LEVANTE-EMV

El Ayuntamiento de Gandia ha empezado a vislumbrar el enorme impacto paisajístico y visual que tendrá el último gran proyecto viario planteado en la comarca de la Safor. Se trata del desdoblamiento de la carretera que ahora discurre entre Palma de Gandia y Beniflà, que ahora es de dos carriles, y su prolongación, sorteando los cascos urbanos de La Font d’en Carròs, Almoines, Rafelcofer y Bellreguard, hasta enlazar con la AP-7, cerca de Beniarjó, y después, con la ronda de circunvalación de la N-332, aproximadamente a la altura de la rotonda situada entre Bellreguard y Gandia.

Ese proyecto, que promueve la Conselleria de Política Territorial de la Generalitat pero que previsiblemente financiará junto al Ministerio de Fomento, es la última de las grandes obras viarias pendientes, y resulta fundamental para conectar los ejes de alta capacidad que discurren en el entorno de Gandia, lo que permitirá evitar que se circule por dentro de los cascos urbanos, como ocurre ahora.

Ahora bien, el Gobierno local de Gandia, aun reconociendo que ese proyecto es necesario y urgente, también ha planteado medidas correctoras que deberían tenerse en cuenta para minimizar el impacto que va a generar sobre el territorio.

En un pliego de alegaciones aprobado en la reunión del Gobierno local gandiense celebrada el martes de la pasada semana, el consistorio se dirige a la Conselleria de Política Territorial indicando que sería conveniente la plantación de hileras de árboles «a ambos lados» de la nueva carretera. La idea, obviamente, es ocultarla lo máximo posible para minimizar el impacto visual.

Los técnicos que han estudiado la propuesta inicial de la Generalitat, todavía pendiente de aprobación definitiva, también advierten de que un proyecto de esa envergadura, con cuatro carriles entre Palma de Gandia y Gandia que discurre a muy poca distancia de varios cascos urbanos, debe «garantizar la permeabilidad». Por ese concepto el ayuntamiento entiende no solo que disponga de los suficientes pasos de aguas pluviales para que no contribuya a obstaculizar su tránsito y acreciente el riesgo de inundaciones, sino también para garantizar la circulación transversal de los muchos caminos locales que quedarán afectados, tanto para las personas como para la fauna.

Carril bici y vial para peatones

En su escrito dirigido a la conselleria, Gandia añade que, además del carril bici que ya se contempla en un lateral de la futura carretera, «sería deseable» que se añada un vía de paseo para viandantes.

En definitiva, aprovechar una obra de tanta envergadura para acoplarla a los nuevos parámetros de sostenibilidad y de fomento de medios de locomoción sostenibles. Esos viales se conectarían, allí donde existan, con tras vías verdes que se han proyectado en esa misma zona, entre ellas la contemplada en la mejora de la carretera entre Bellreguard, Rafelcofer y Almoines o la que discurrirá paralela al Serpis entre Gandia y Alcoi.

Más de cien millones para un plan que incluye el tramo hasta l’Olleria

El proyecto conjunto del desdoblamiento de la CV-60 para convertirla en autovía en el tramo entre Terrateig y l’Olleria, así como su prolongación para cerrar el nudo de conexiones con la N-332 y la AP-7 en el entorno de Gandia, supone, sin duda, la mayor actuación en materia de infraestructuras viarias de este siglo.

Prueba de ello es que se trata de una inversión que supera los cien millones de euros. En principio, lo más avanzado es el tramo entre Terrateig y l’Olleria, que la Generalitat ya tiene aprobado y cuya ejecución se estima en 65 millones de euros. Las obras podrían iniciarse antes de dos años.

Para el nudo de conexiones entre la CV-60, la N-332 y la AP-7 en la Safor no existe una valoración porque el proyecto aún no se ha redactado y dependerá mucho del trazado y de las distintas soluciones que contemplen los técnicos sobre el diseño, especialmente en esos enormes enlaces que deben acometerse para no tener que atravesar cascos urbanos.

Técnicos consultados hablan de unos 50 millones de euros, cifra que aportarían, mediante un convenio, la Generalitat y el Ministerio de Fomento, porque la CV-60 es de titularidad autonómica, pero la N-332 y la AP-7 corresponde al Estado.

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