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Bairén

bairén | FOTOGRAFÍA DE RAFA ANDRÉS

Este fin de semana está teniendo lugar, oficialmente, la apertura del parque arqueológico del castillo de Bairén a través de una serie de visitas guiadas por las que pasarán unas seiscientas personas aproximadamente. El principal motivo ha sido la liberación de ciertas zonas todavía faltas de investigación arqueológica que desde el departamento competente del Ayuntamiento de Gandia se ha llevado a cabo.

Las inscripciones para las visitas se agotaron al instante y esto nos demuestra que la gente tiene ganas de Bairén, y no es para menos, ya que estamos hablando de los inicios más inmediatos de lo que acabaría convirtiéndose en la vila de Gandia. En Bairén tenemos indicios de presencia íbera y romana, concretamente de la época republicana, pero no será hasta finales del Califato y principios del reino de Taifas cuando la fortaleza adquirirá su forma más predominante.

Separada en tres partes, podemos distinguir perfectamente la alcazaba, que es su núcleo constructivo y donde en un primer momento se hallaría un cuerpo de guardia que vigilaría los accesos a la taifa de Dénia y que más tarde sería residencia de un alcaid, ya que Bairén, precisamente, era satélite del castillo de Dénia y principal puerta de acceso a este reino por su parte septentrional. Su cercanía le permitía controlar las medinas de València y Alzira y, a través de su comunicación con las fortalezas de Palma y Borró, la de Xàtiva también.

La segunda parte es el espacio diáfano dedicado a guardar guarnición militar y hospedar poblado en tiempos de revueltas cristianas, llamada albacar. Esta estaría protegida por una muralla que uniría la torre más meridional, de construcción anterior, y dejaría aislada la situada al norte, conocidas estas como torres albarranas, ya que únicamente estaría unida a la muralla por un pequeño puente de madera de fácil destrucción en caso de ocupación. Finalmente, esta zona estaría doblemente protegida por una barbacana de la cual también nos quedan vestigios.

La entrada monumental a la fortaleza del Bairén se haría a través de una portada con arco de herradura actualmente cegada a la que se accedería por una rampa que también comunicaría con el paso de ronda volado que conduciría a otra puerta secundaria de la alcazaba convertida en el siglo XII en la principal. Esta es la puerta que, si el lector tiene en mente, de seguido reconocerá por su forma de arco de medio punto totalmente dovelada y con clave central. Actualmente da acceso al interior de la alcazaba, ya que en época cristiana acabó convirtiéndose en ermita bajo la advocación de los Santos Juanes: el evangelista y el bautista. Los recintos que todavía conservaba se destinaron a habitaciones para los peregrinos y como almacenes para el resguardo de los materiales agrícolas y las cosechas del algarrobo. En este lugar también podemos encontrar la torre celoquia, o del homenaje, que sería habitación particular del ermitaño. Las grandes festividades de esta ermita estarían entorno a ambos solsticios, el de invierno y el de verano. Una vez se erradicó el culto en este lugar sus elementos litúrgicos pasaron a la ermita de la Asunción, cercana a la Seu.

Volviendo a su época islámica, a los pies del Bairén se hallarían las llamadas qura, de ahí alquería, que tendría un total de veintitrés y entre las que cabe destacar la de Alcodar, Beniopa, Benipeixcar o Candia, por ejemplo.

En el año 1239 tuvo lugar el encuentro entre el rey Jaume I y el gobernador Mardanis de Dénia muy cerca de lo que hoy sería el molí de Santa María, en lo que se conoce como una ràpita. Ahí se firmaron las capitulaciones por las que el Bairén fue finalmente cedido a las tropas cristianas junto con las demás pequeñas fortificaciones cercanas de Palma, Borró, Vilella, Castellar, Rebollet y Alfàndech.

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