El Ayuntamiento de Gandida y la Diputación de Valencia firmarán en breve un documento mediante el que la corporación municipal asumirá dos carreteras que ahora forman parte de la red provincial y, por lo tanto, gestionadas por la diputación. Pero, al mismo tiempo, se abre un contencioso entre esas dos administraciones respecto a una tercera carretera que también la diputación quiere ceder pero que Gandida no acepta en las actuales circunstancias.
De las dos carreteras que sí se cederán de forma inmediata, la más importante es, sin duda, el llamado bulevar de la playa. Se trata del tramo del también conocido como Camí Vell o Natzaret-Oliva, en el que, hace apenas unos meses, concluyeron los trabajos de adecuación, ejecutados con 2,4 millones de euros de la propia diputación.
La cesión de la carretera, que Gandia gestionará ahora directamente, fue un compromiso del anterior presidente de la Corporación provincial, Jorge Rodríguez, cuando anunció que la convertiría en un bulevar, cumpliendo así dos deseos que desde hace tiempo reclamaba el ayuntamiento.
La segunda carretera cedida es un pequeño tramo de la también Natzaret-Oliva situado entre dos rotondas. Una situada en la avenida del Grau, ante el cámping l’Alqueria y un gran supermercado, y la que está junto al puente que cruza el Serpis en dirección a Daimús. La vía son apenas 243 metros y, como el bulevar de la playa, la cesión se justifica en que, por su naturaleza, han quedado insertadas en la trama urbana y, por lo tanto, debe ser el ayuntamiento el que, a partir de ahora, se encargue del mantenimiento como cualquier otra vía de la ciudad.
El conflicto, en cambio, se genera en un tramo de la carretera de la Vital, también conocida como carretera de Daimús. En concreto, el que discurre entre la rotonda del centro comercial Plaza Mayor y la gran glorieta que enlaza con el nuevo acceso sur al puerto, muy cerca de la depuradora de aguas residuales.
Pese a las intenciones de la diputación, el ayuntamiento, consciente del grado de deterioro y necesidades de mejora, exige a la Corporación provincial que acometa un proyecto de adecuación en los 1.710 metros que se pretenden entregar al consistorio, de manera que, de momento, no se incluirá en acuerdo de cesión.
Lo normal en estos casos es abrir una negociación, pero hay ejemplos de cesión de carreteras o infraestructuras un tanto forzados. En la comarca de la Safor recientemente la diputación cedió a Palma de Gandia y a Villalonga dos tramos, con sus correspondientes puentes sobre el Vernissa y el Serpis, pese a que ambos ayuntamientos mantenían reticencias al considerar que no disponen de recursos económicos para garantizar su mantenimiento.
