El departamento de Bienestar Animal del Ayuntamiento de Xeraco ha salvado a un bello ejemplar de águila lagunera que fue encontrado herido el pasado miércoles en una acequia del marjal de este término.

Según señala la concejala responsable del área, Silvia Milvaques, el ave presentaba una de sus alas rotas, con fractura abierta, lo que le impedía levantar el vuelo y que, con toda seguridad, habría perecido víctima del hambre o de depredadores.

Cuando se comprobó su estado, el ayuntamiento advirtió al Centro de Recuperación de Aves Protegidas de la Generalitat, situado en el Saler, y técnicos especialistas se desplazaron a Xeraco. Allí mismo se pudo comprobar que no resultará fácil curar al animal, pero se podría intentar un implante óseo. Si puede volver a volar, se dejará en libertad. En caso contrario, se quedaría en el centro del Saler.

Este hallazgo no es insólito. La concejala Milvaques explicó a este periódico que periódicamente se ha producido el hallazgo de aves protegidas que requieren ayuda, y concretamente de esta especie de águila lagunera que hasta hace pocos años estaba catalogada en peligro de extinción pero que ahora, al haberse detectado una mayor presencia en su hábitat, el riesgo ha pasado a especie vulnerable. Lógicamente, se trata de animales rapaces absolutamente protegidos por la ley cuya caza o destrucción premeditada de sus nidos o hábitat está prohibido.

Este hecho también ha permitido revelar que, afortunadamente, el águila lagunera ha echado raíces en el marjal de la Safor. La limpieza de sus aguas allí donde no reciben vertidos, la proximidad de otros grandes espacios protegidos, como el macizo del Mondúver y la Serra de Corbera, y la existencia de animales para pescar y cazar, que son su fuente de alimentación, ha devuelto a estas señoriales aves a esta zona húmeda.

La presencia de águilas también evidencia que existen lugares en el marjal relativamente ocultos a la presencia humana, en donde establecen sus nidos.