No está siendo fácil para las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad controlar que las miles de personas que cada noche circulan o pasean relajadas por la playa de Gandia estén a la una de la madrugada en sus respectivas casas, hoteles o apartamentos. Tampoco que los supermercados o tiendas dejen de vender alcohol a partir de las 20 horas. Pero así es la ley, que deben cumplir todos, jóvenes y no tan jóvenes.
Con este panorama, lo previsto por las autoridades es que disminuyan los botellones y aumenten las molestias por ruidos en las casas. Y por el momento las estadísticas que maneja la Policía Local así lo confirman. Desde el pasado lunes, 12 de julio, y hasta el viernes pasado, los agentes de Gandia impusieron 78 actas por molestias vecinales en domicilios, frente a las 68 multas por botellón, en aplicación de la ordenanza municipal de convivencia. A las denuncias por ruido en viviendas se suman otras 33 por molestias en la calle
Por incumplir el toque de queda los agentes de la Policía Local impusieron en el mismo periodo 26 sanciones. Suelen tener manga ancha si ven a gente en torno a la una, pero proceden a multar cuando se trata de horas más altas de la madrugada. Con todo, señalan que en general se está respetando. A estos datos habría que sumar los de la Policía Nacional, con la que colaboran y que anoche interpuso 8 denuncias en Gandia por el incumplimiento del toque de queda.
La Policía Local mantiene en la playa tres turnos de tres patrullas al día. A esto se añaden los «quads» en la arena, los motoristas de día y la unidad canina, esta última eficaz en detección de sustancias estupefacientes. Y desde el año pasado usan un dron para controlar si hay aglomeraciones, tanto en la arena durante el día como en los puntos de botellones. De noche lo consigue con una cámara térmica, «que está dando excelentes resultados», asegura el concejal de Seguridad Ciudadana, Nacho Arnau.
