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Las quejas de los vecinos silencian las campanas de la Seu de Gandia

El abad accede a la petición del ayuntamiento y apaga el tañido durante diez horas nocturnas tras haberse realizado estudios de intensidad

La Colegiata de Gandia, con su campanario silenciado de noche. levante-emv

Cuando, hace años, comenzaron a surgir quejas vecinales por el tañido de las campanas, a no pocos les causó sorpresa un hecho de esa naturaleza. Porque, al fin y al cabo, los campanarios, y el tradicional sonido que emite marcando las horas, habían estado allí, en la mayoría de los casos, desde hace siglos.

Pero la sociedad evoluciona, los tiempos cambian y las leyes también. De manera que en muchas localidades esas mismas quejas, unidas a las normativas sobre límites máximos tolerados de lo que se ha venido en llamar «contaminación acústica», ha silenciado muchas de esas campanas durante las horas dedicadas al descanso.

En Gandia ya había ocurrido con el campanario, muy moderno, de la iglesia de Cristo Rey, que, este sí, se levantó a escasísima distancia de los grandes edificios de viviendas, de manera que el sonido impedía conciliar el sueño.

Ahora el turno le ha tocado al primer templo de la ciudad. Las quejas planteadas hace unos meses por vecinos del Centre Històric que viven en las inmediaciones de la Colegiata explicaron al ayuntamiento que en verano, con las ventanas abiertas, las campanas tampoco les dejaban dormir.

Hasta los cuartos sonaban

En este punto, conviene recordar que el sistema para indicar las horas incluye, en cada toque, una «previa» con los cuartos. De manera que, a las 12 de la noche, se escuchan 16 tañidos, pero a la 1 son 5, y entre hora y hora suena un golpe en el primer cuarto, dos a la media y tres en el minuto 45.

El concejal de Urbanismo, Josep Alandete, explicó ayer a este periódico que, con esa queja, el consistorio no podía más que actuar en arreglo a la ley y, así, encargó una medición del nivel sonoro. Efectivamente, atendiendo a la normativa, el campanario se excedía de lo permitido.

En la conversación que se mantuvo con los responsables de la Seu, con el abad Ángel Saneugenio al frente, primero se estableció desconectar el sistema de toque de campanas de 12 de la noche a 7 de la mañana, pero aun así hubo quien consideraba que hasta la medianoche era un poco excesivo. La decisión final, y la que ahora está en vigor, es que el campanario se quede mudo entre las 22.15 y las 8. Así se está cumpliendo y, al menos de momento parece que todos están contentos.

Según señalan a este periódico personas que han trabajado en la medición de los niveles sonoros de los campanarios, tan cierto es que las campanas siempre han estado sonando como que, a mediados del siglo pasado, la mecanización de los sistemas incorporó una mayor presión en los golpes, de manera que la vibración, al menos así se ha constatado, se ha ido incrementando con el paso de los años.

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