El Ayuntamiento de Bellreguard ha vuelto a dar esplendor a uno de esos elementos patrimoniales que acompañan desde hace décadas a los vecinos y lasvecinas y que se ha vuelto tan cotidiano que casi nadie se para a pensar en su importancia.
Se trata del reloj del campanario de la iglesia de Sant Miquel, un elemento que es de propiedad municipal, ya que fue adquirido por el consistorio por un valor de 109.792 en el año 1947.
El reloj no había sido objeto de ninguna actuación a fondo durante todas estas décadas y sufría un importante deterioro. Dos de las cuatro esferas estaban deterioradas y una de las agujas estaba suelta y presentaba riesgo de caer. De la intervención se ha encargado un experto relojero como Francisco Gómez Jiménez, de Rafelbunyol, quien ha realizado la revisión y puesta a punto del reloj y todo su sistema de funcionamiento, incluido el mecanismo que produce el sonido de las campanas que dan los cuartos y las horas. La intervención ha tenido un coste de 1.851 euros.
Los trabajos han incluido, además, la reparación de las dos esferas deterioradas y una de las agujas del reloj, así como la restauración de la pintura de los números de las horas, y el cambio de la iluminación nocturna de las esferas en tecnología LED.
El mecanismo incluye dos campanas que dan las horas, la más grande, que pesa 500 kilos y los cuartos, que alcanzan los 300. Por otra parte, las esferas del reloj tienen un diámetro de metro y medio.
La curiosidad es que el ayuntamiento adquirió el reloj a Manufacturas Blasco de relojes públicos de Tarragona y lo abonó en diez anualidades, a razón de 10.979 pesetas. El relojero que lo instaló fue Josep Blasco.
