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A toda máquina (de coser) en los talleres de Gandia

El gremio de indumentaristas avisa de que los pedidos que no se hagan ya no llegarán

Falleras y falleros de Gandia, durante un acto. | XIMO FERRI

Si la pandemia no lo impide, a finales de este mismo mes de agosto, Gandia vivirá una de las situaciones más extrañas de su historia. Las calles se llenarán de «ninots» y, posiblemente, de brillantes y coloridos trajes de valencianas y valencianos. Habrá que cambiar las mantas morellanas por abanicos y la sombra será uno de los bienes más preciados. Habrá que estar atento al perlado de la frente, para que el sudor no sea protagonista en las fotos que subirán a las redes sociales esos días y también será necesario utilizar todos los trucos habidos y por haber para que no se formen círculos de sudor bajo el brazo.

Porque Gandia, entre finales de agosto y principios de septiembre será una ciudad fallera. Casi dos años después de la celebración de las últimas fiestas, las comisiones de la ciudad se disponen a culminar un ejercicio que quedó congelado en su momento más álgido, cuando faltaban por disfrutar los días más grandes.

Cuatro semanas quedan para las fechas fijadas. Los festejos están previstos entre el 2 y el 5 de septiembre pero los «ninots» saldrán unos días antes a la calle, aún en agosto.

Todo, a día de hoy, es muy incierto. De hecho, durante estos días se suceden las reuniones entre los diferentes agentes implicados para organizar unas fiestas para las que hay ganas aunque todo el mundo sabe que no se van a parecer mucho a las que se celebran en marzo.

Pese a esa incertidumbre, el sector no puede esperar a que las autoridades decidan, por eso las empresas relacionadas con la fiesta ya tienen su maquinaria a punto. Como los y las indumentaristas, por ejemplo.

El presidente de la asociación de Gandia, Juan Martí, señalaba a Levante-EMV que los talleres están a pleno rendimiento. «No vamos a parar en agosto, como siempre hacíamos», indicaba.

Explica que desde que se anunció la fecha de celebración de las fallas, el goteo de clientas y clientes ha sido constante. «Tenemos semanas de más y menos agobio pero hace mes y medio que no paramos», señalaba.

Los y las indumentaristas acometen estos días, sobre todo, arreglos de trajes tras más de un año guardados en los armarios, porque los niños y las niñas crecen y necesitan de estos remiendos. «Algunos clientes temían que no se celebraran y querían apurar en lsa fechas pero les hemos dicho que no, porque esto no se hace de hoy para mañana, tiene un proceso y necesita un plazo largo». De hecho, en el caso de su empresa «ya tenemos todos los encargos en marcha». El indumentarista avisa: «todo lo que no sea ir ya a las tiendas a solicitar los arreglos va a ser complicado que llegue a tiempo de la celebración de las fiestas».

Han pasado un año muy duro y ahora toca el momento de remontar después de muchos meses en los que apenas veían entrar clientes por las puertas de sus establecimientos.

Al margen de la celebración de las fallas del 2020 el próximo septiembre, lo que no cambia es que el día 6, se hayan o no llevado a cabo las actividades (puede ocurrir que debido a la pandemia se tengan que volver a aplazar), arranca el ejercicio 2022 y los falleros y falleras no quieren que les pille el toro.

En los próximos días, el Ayuntamiento de Gandia y la Federació de Falles se reunirán para estudiar los posibles escenarios que se pueden plantear de cara a la celebración de las fiestas el próximo mes de septiembre.

En todo caso, la organización final dependerá de la situación de la pandemia en el momento en que está fijada la celebración por parte de la asamblea de la Federació de Falles y las medidas en vigor en cuanto a aforos, desfiles y espectáculos.

El colectivo insiste: «Plantar y quemar, rotundamente no»

Son varias las opciones que se están barajando sobre el modelo de fallas que se celebrarán el próximo mes de septiembre. Todo estará marcado por las restricciones que haya en ese momento y las falleras y los falleros no tendrán más remedio que adaptarse a las normas que imponga la Conselleria de Sanitat. Lo que tienen claro desde la Federació de Falles es que quieren celebrar algo. «Si la propuesta es plantar la falla y quemarla, diremos rotundamente que no». De esa posición no se mueve el presidente de la entidad, Telmo Gadea.

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