Lo dijeron el miércoles pasado en la «Crida 2.0», en un discurso impecable que pronunciaron prácticamente a dúo. Sandra Faus y Alba Ramón serán recordadas, inevitablemente, como las Falleras Mayores de Gandia «de la pandemia», pero les gustaría que tanto los falleros como los gandienses lo hicieran como las falleras de la «resiliencia», la misma que ha demostrado todo el colectivo tras la suspensión de las fiestas en marzo de 2020, poco antes de la declaración del estado de alarma.
«Al final ha reinado la germanor entre las fallas de la ciudad, y me quedo con eso, con el compromiso de seguir adelante de los falleros», comentó ayer a mediodía Sandra, momentos antes de entrar al acto protocolario con las comisiones del distrito centro en el jardín de la Casa de la Cultura. «Hemos vivido unas Fallas intensamente y con mucha alegría», apostilló Alba. Coinciden en que «las ganas de Fallas han podido con todo», en alusión al calor, la mascarilla y otras estrictas medidas anticovid que, las cosas como son, han deslucido y constreñido los actos más tradicionales.
Sobre el comportamiento de los falleros y el cumplimiento del protocolo sanitario, Sandra cree que «por ahora están siendo responsables, algo que no dudaba, pero lo he visto y me ha sorprendido para bien».
Y la semana que viene, a trabajar y a estudiar. Alba empezará el miércoles 2º curso de la ESO en el colegio Borja-Jesuïtes, y Sandra se incorporará el martes a su trabajo como enfermera en el hospital comarcal Francesc de Borja. Tras la valiente decisión de celebrar las Fallas y pasar página, se acaban en Gandia unas Fallas con varios adjetivos: atípicas, pero también especiales e históricas, donde el mito del ave fénix y el ciclo del fuego purificador han tenido más sentido que nunca. Ojalá las llamas de esta noche borren del mapa al coronavirus, pero dejen todo lo positivo y las lecciones aprendidas, que también las ha habido, de esta epidemia.
fallas históricas. En las imágenes, algunos momentos vividos por las Falleras Mayores, a falta de la procesión y la «cremà» de hoy. fotos: àlex oltra