Uno de esos problemas llamados globales, que afectan al tejido económico de todo el planeta, ha acabado por generar un grave contratiempo en la mayor obra del Pla Edificant de Gandia. Se trata nada menos que de la rehabilitación y ampliación del instituto de educación secundaria Ausiàs March, el popularmente conocido como «instituto vell».
La Unión Temporal de Empresas (UTE) integrada por Civicons y Proyme, que se adjudicó esa actuación por 7,2 millones de euros, ha comunicado el ayuntamiento que renuncia a su ejecución. Según ha podido saber este periódico el argumento principal es que en los últimos meses se ha producido un encarecimiento notable, incluso con fallos de suministro, de los materiales de construcción necesarios para el nuevo instituto Ausiàs March. De manera que, según los nuevos cálculos de los promotores, no se puede ejecutar la obra con los 7,2 millones que la UTE propuso en este concurso.
La notificación ha caído como un jarro de agua fría en el Gobierno local, que desde hace días estudiaba cómo solucionar el problema con una premisa fundamental: que este proyecto se retrase el menor tiempo posible.
En la mañana de ayer los concejales de Urbanismo y de Educación, Josep Alandete y Carmen Fuster, respectivamente, mantuvieron una reunión con el equipo directivo y representantes de la Asociación de Madres y Padres del Ausiàs March, a quienes comunicaron que, de acuerdo con los servicios jurídicos municipales, no hay otra opción que licitar de nuevo las obras para que, si se cumple el nuevo calendario, puedan iniciarse después del parón de las fiestas navideñas y de año nuevo.
Eso trastoca todas las previsiones. De no haberse producido la renuncia, que al final ha sido pactada con el ayuntamiento, los trabajos habrían comenzado este mismo verano. De hecho, a no pocos alumnos, padres y profesores sorprendió que el curso empezara sin que se viera movimiento de obras en el centro.
Así, y teniendo en cuenta que el plazo previsto en el pliego de condiciones es de 24 meses, los alumnos habrían pasado dos cursos enteros en los barracones, de dos alturas, que han quedado instalados en el solar municipal situado junto al Museu Faller.
Pero ahora las fechas se modifican. Si, como es previsible, se mantienen los 24 meses para la ejecución, el nuevo instituto no estaría listo para acoger a los alumnos al menos hasta enero de 2024, eso siendo muy optimistas, porque sabido es que raramente en la Administración los plazos deseados acaba siendo los que se finalmente se cumplen.
Un proyecto de envergadura
El proyecto contempla la rehabilitación integral del edificio original y ampliación en su parte posterior y la recayente a la calle del Abat Solà. Los técnicos, de acuerdo con la Conselleria de Educación, que es la que paga todos los costes, incluyeron 16 aulas de ESO, 8 aulas de Bachillerato, 15 aulas específicas y 6 espacios comunes y servicios. Un gimnasio, una biblioteca, sala de usos múltiples, área de administración y servicios generales completan el diseño, que mantiene intactas las fachadas que dan a la plaza de Crist Rei y a la avenida de la República Argentina. Además del lógico uso docente, para de esas instalaciones están pensadas para que puedan aprovecharse para actos culturales y cívicos.
El instituto que ahora se remodelará fue construido en distintas etapas entre 1935 y 1956, y constituyó tanto un hito en la enseñanza media tanto en tiempos de la segunda República como durante el franquismo y el posterior periodo democrático.
