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Gandia, un ejemplo en la rehabilitación de presos

La ciudad recibe la medalla de plata al Mérito Social Penitenciario por su trabajo con la asociación Jezrael y en la oficina de gestión de penas

Autoridades locales y representantes de la entidad Torre Espioca, durante el acto de ayer. | ÀLEX OLTRA

Desde hace una década, Gandia ofrece una segunda oportunidad a aquellas personas que han sido condenadas a penas de prisión. A través del trabajo conjunto entre el ayuntamiento, la asociación Jezrael e Instituciones Penitenciarias, se lleva a cabo un trabajo individualizado y constante para que ciudadanos de Gandia o la Safor sobre los que recaen penas de prisión las puedan cumplir alejados de las cárceles mediante la reeducación y la rehabilitación. Esta labor se lleva a cabo en el centro Endavant, que la entidad Jezrael gestiona en Gandia, cerca del distrito de Santa Anna. Hace unos meses la Mancomunitat de Municipis de la Safor cedía a la asociación otro inmueble en la partida de La Banyosa por un periodo de cinco años.

A este recurso se suma la Oficina de Gestión de Penas y medidas alternativas de Gandia, donde el Ministerio del Interior abrió la pasada legislatura un servicio esencial que está ofreciendo una alternativa de reinserción a aquellas personas sobre las que pesan penas de prisión, pero a las que el juez les permite que las sustituyan por otro tipo de actividades.

Esta labor ha permitido a Gandia recibir la medalla de plata al Mérito Social Penitenciario, un galardón que otorga El Centro de Inserción Social «Torre Espioca» de València. Fue su director Miguel Ángel Martínez, quien ayer hizo entrega del reconocimiento al alcalde de la ciudad, José Manuel Prieto, en un acto que tuvo lugar en Foment.

Prieto agradeció el premio y destacó el papel de varias personas que han conseguido convertir a Gandia en un referente en la rehabilitación de presos. En primer lugar agradeció el «esfuerzo abnegado» del padre Miguel Fons, el «cura de los presos», «que se atrevió a abrir en Gandia» la primera unidad dependiente del Centro de Inserción Social de Picassent para que presos en tercer grado no tuvieron que volver cada noche a dormir en la cárcel.

También alabó el trabajo de la concejala Liduvina Gil, de quien dijo que fue «quien más luchó en todo el ayuntamiento por que se cediera el local que se dispone en estos momentos para gestionar las penas» y que «apostó por el proyecto y puso toda su ilusión y energía para que se hiciera realidad». Al director del centro Torre Espioca le di olas gracias «por la confianza depositada con nuestra ciudad», indicó ayer el alcalde Prieto. Al acto acudieron representantes de la justicia y cuerpos de seguridad de la ciudad.

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