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Un palacio para la gente

El Gobierno de Ròtova ya tiene el Plan Director del Palau Comtal, una «hoja de ruta» para recuperar el monumento Sólo para reforzar estructuras y eliminar y filtraciones y elementos impropios harían falta 1,8 millones de euros

A la izquierda la entrada del Palau Comtal de Ròtova vista desde el patio. No está claro que las almenas sean de la época original, y mucho menos la puerta metálica corredera. A la derecha, el patio delantero, muy transformado. | LEVANTE-EMV

El Gobierno de Ròtova, de Compromís, ha dado un paso más en el ambicioso proyecto de recuperar el esplendor del Palau Comtal y, en la medida de lo posible, utilizar ese inmueble y la parcela, que es de propiedad municipal, para usos públicos, preferiblemente culturales. El alcalde, Jordi Puig, encargó hace un año un plan director, un estudio que ya está terminado. Sus más de 300 páginas vienen a ser la «hoja de ruta» para guiar a las administraciones en ese cometido.

Un palacio para la gente

Se trata de un objetivo a largo plazo, ya que esta casa señorial, erigida en la segunda mitad del siglo XVI y situada en el centro de la población, junto a la iglesia, ha sufrido tantas reformas posteriores y tal abandono durante décadas que costará mucho tiempo y dinero convertirla en una dotación o en un recurso turístico.

Un palacio para la gente

Sólo para reforzar estructuras y eliminar elementos impropios o filtraciones los técnicos calculan un presupuesto de 1,8 millones y un plazo estimado de 41 meses en varias fases. Lógicamente, el ayuntamiento necesitaría la ayuda de otras administraciones. «No es un requisito necesario, pero tener un plan director es un paso recomendable para solicitar esas subvenciones o talleres de empleo que lo hagan posible», señala el alcalde, Jordi Puig.

El monumento está protegido desde 1949, año en que se promulgó un decreto que afectaba a todos los castillos o plazas fuertes señoriales de España. El ayuntamiento dio el primer paso en el año 2004 con la compra de la manzana a varios propietarios privados, una operación que se gestionó unos años antes.

A partir de ahí poco o nada se ha avanzado. Sólo se ha actuado puntualmente en algunas cubiertas para evitar el derrumbe. El palacio ha sido almacén municipal de trastos y señales de tráfico, y algunos espacios, sin reunir muchas condiciones de seguridad, han servido como locales para asociaciones. Allí estaba también el archivo histórico municipal hasta que, finalmente, y también en esta legislatura, se ha trasladado a la nave de usos múltiples, un lugar más seguro para los legajos.

Para colmo, un ala del palacio, la planta noble, se subdividió para hacer tres viviendas, alguna incluso habitada hasta poco antes de que se formalizara la compra por parte del ayuntamiento. Con baños alicatados y otros desaguisados, lo único interesante de esa zona es el pavimento de mosaico hidráulico, con formas geométricas, y los altillos o «cambres».

El edificio principal y los cuerpos anexos tienen forma de «L». El conjunto se completa con un huerto trasero con restos de los muros que lo cerraban, ocupado ahora por el paseo 9 d’Octubre.

En la redacción del plan director han participado los arquitectos Tirso Ávila y Alberto Marco, el arqueólogo Miquel Roselló y el historiador Rafael Jordà. Los arquitectos reconocen que el inmueble tiene abundantes patologías, pero también dan esperanzas: «Los volúmenes impropios son en gran medida reversibles». Por ejemplo, la cochera que hay junto a la escalera principal.

Las mayores deficiencias están en los forjados de las cubiertas, con vigas de madera, las primeras zonas en las que se debería actuar. Eso sí, el equipo redactor advierte que «se debe evitar la reproducción mimética de las estructuras originales», diferenciando los materiales, para que se puedan diferenciar las épocas a simple vista.

Desde el punto de vista arqueológico el Palau Comtal podría brindar algunas sorpresas, pero no se sabe con exactitud, porque hasta la fecha no ha habido prospecciones de calado. En el año 2005 se hizo una cata, dirigida por el arqueólogo Javier Ros, y sacó a la luz una almazara para extraer aceite. Se documentó, pero pronto volvió a crecer la hierba y la maleza sobre ella.

Conforme el Palau Comtal se vaya rehabilitando, en diferentes fases, se podrán abrir espacios, siempre que los usos sean compatibles, como dependencias municipales, salas de exposiciones, o una biblioteca, sin olvidar su divulgación o las visitas turísticas.

Las ideas son muchas, pero la intención del actual Gobierno local es que la ciudadanía se implique, participe y proponga usos. «Queremos que sea una palacio para la gente y se convierta en un motor en la vida del municipio», remarca el alcalde.

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