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Tavernes retomará la actividad fallera en febrero

Presidentes de comisiones y ayuntamiento empiezan a perfilar cómo serán las Fallas de marzo y los actos previos

En Tavernes de la Valldigna no quieren ni oír hablar de un tercer año sin fiestas falleras. Eso sí, desde el colectivo son conscientes de que la situación no está ahora mismo como para celebraciones. De hecho, las seis comisiones de la ciudad fueron las primeras que, cuando arrancó la sexta ola, decidieron cerrar los casales, que justo arrancaban con sus actividades tras más de un año vacíos.

Por eso, en estos momentos, con una incidencia acumulada de más de 5.000 casos por cada 100.000 habitantes, no se está llevando a cabo ningún acto fallero, al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, en Gandia, y según fuentes consultadas por este periódico no está previsto que se lleve a cabo ninguno en enero.

Pero, si como parece, la situación presentara mejoría, las actividades se retomarán el próximo mes de febrero. De momento no ha trascendido qué actos se realizarán ni cómo se adaptarán. Lo que es seguro es que tendrán que modificarse respecto a lo que suele ser habitual en función de las medidas sanitarias en vigor.

En el municipio vallero trabajan con la única hipótesis de que el próximo mes de marzo habrá Fallas, pero consideran que ahora mismo es momento de mantener la cautela.

Cabe recordar que Tavernes no celebró Fallas ni en 2020, año que la pandemia del coronavirus irrumpió y provocó la suspensión de las fiestas en toda la Comunitat Valenciana, ni tampoco en 2021, porque así lo decidieron las asambleas de las seis comisiones falleras de la ciudad.

Esas decisiones han provocado que las fallas lleven casi dos años bloqueadas. De hecho, la Fallera Mayor de Tavernes sigue siendo la misma que se eligió para las Fallas de 2020, Cristina Martí Martínez, y en todas las comisiones también han repetido sus máximos representantes. Los monumentos que aún estar por plantar son los de los bocetos que se presentaron también en aquel fatídico ejercicio de 2020.

En el colectivo hay voces que hablan de la «desazón» que existe después de tanto tiempo sin poder llenar los casales de vida y celebraciones, aunque algunos indumentaristas empiezan a recibir encargos para marzo.

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