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La mayor obra del Gobierno de España en la Safor

Los trabajos se centran en las conexiones desde la autopista AP-7 a la carretera de Pego y la N-332

La mayor obra del Gobierno de España en la Safor

Si hay dos proyectos de infraestructuras que en las últimas décadas han obsesionado a Oliva, en el mejor sentido de la palabra, sin duda son el tren Gandia-Dénia y la circunvalación de la carretera N-332. Para el tren habrá que esperar, pero dentro de un año, si las cosas no se tuercen, se podrá circular del sur al norte de Oliva, y viceversa, sin tener que atravesar el casco urbano, una situación que sufren miles de conductores cada día pero que todavía es peor para los olivenses que padecen riesgo, accidentes y contaminación atmosférica y acústica.

La mayor obra del Gobierno de España en la Safor

La realidad está a la vista. Aunque queden un tanto ocultas, las obras de ejecución del llamado Enlace Sur ya dibujan una espectacular serpiente de tierra sobre la que, en los próximos meses, se habilitarán puentes, pasos inferiores y la capa de asfalto necesaria. En un año, ese es el plazo aproximado, la AP-7, la N-332 y a la carretera de Pego quedarán comunicadas, de manera que el tráfico utilizará esta infraestructura para ahorrarse la travesía urbana y, a su vez, permitir que los olivenses puedan ganar en calidad de vida y en salubridad.

La mayor obra del Gobierno de España en la Safor

En estos momentos esta es la mayor obra del Gobierno de España en la comarca de la Safor. El Ministerio de Fomento, ahora llamado de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, adjudicó en octubre de 2019, cinco meses antes de que estallara la crisis sanitaria, una actuación valorada en 23,6 millones de euros, poco menos de lo que costó el Acceso Sur al Puerto de Gandia.

Aunque la situación creada por el coronavirus hizo presagiar un nuevo retraso, la Unión Temporal de Empresas integrada por Becsa y Copcisa, esta última también adjudicataria del acceso al puerto gandiense, arrancó los trabajos en mayo de 2020, generando la lógica alegría entre la clase política de Oliva, que siempre ha permanecido unida en la defensa y la reivindicación de una carretera vital para el desarrollo de la ciudad.

Para ahorrar costes y generar el menor impacto ambiental posible, la enorme cantidad de tierra que iba a movilizarse se tomó de los aledaños de la zona, incluso del cauce de la rambla de la Gallinera, y en estos momentos del entorno del Cementerio Municipal de Oliva. A punto de cumplirse los veinte meses de obras, desde lo alto se aprecia la envergadura del proyecto y, a su vez, las dificultades técnicas que se han tenido que superar.

Porque la futura carretera, de cuatro carriles, no solo conecta con otros dos viales de importancia, sino que tiene que salvar cauces e infraestructuras agrarias que deben reponerse para que, tanto durante las obras como después de finalizarlas, todo siga funcionando.

La vicealcaldesa de Oliva, Ana Morell, que esta misma semana se ha preocupado por la evolución de las obras, señala a este periódico que los técnicos del ministerio mantienen los plazos que permitirán abrir ese cinturón de carreteras que rodeará a Oliva usando la antigua autopista de peaje, que el Gobierno también hizo gratuita ya hace dos años.

Como se aprecia en una mirada desde lo alto, tras la apertura y la disposición del terreno para asentar la carretera se ha iniciado la colocación de los cimientos, elementos y plataformas de hormigón que formarán los puentes y los pasos inferiores previstos.

Con la retirada del peaje a la autopista, Oliva ya vio reducido el tráfico por el interior del casco urbano y ganó en calidad de vida. Esa situación mejoró cuando se construyó la gran rotonda situada al norte de la ciudad. Pero será dentro de un año cuando técnicamente podrá decirse que la N-332 dejará de ser un elemento de distorsión de la vida local, y el ayuntamiento ya piensa en cómo aprovechar el gran espacio público que quedará liberado de la infinita hilera de vehículos que durante décadas ha partido en dos, literalmente, esa ciudad.

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