Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Mr. Jones

Un cartel de la OMS en el Día Mundial por la Prevención del Suicidio.

A lgo está pasando y no sabes lo qué es, ¿no es así, Mr. Jones?». Viene a mi mente el estribillo de la canción de Bob Dylan que redescubrí en una serie de televisión, Peaky Blinders, en la rotunda interpretación de Richard Hawley. Su letra es un texto críptico con múltiples lecturas. Alguien dijo que Ballad of a Thin Man -Ballada de un hombre delgado- era «el himno sórdido del hombre moderno», pero lo que indudablemente describe es un espacio opresivo, lleno de preguntas, pero vacío de respuestas… mientras, la música insistente golpea con fuerza, ¿no es así, Mr. Jones?

Mr. Jones

También se dijo que La Tierra Baldía era una crítica al mundo moderno, aunque el propio T. S. Eliot reconoció que su poema fue más bien «una personal y totalmente insignificante queja contra la vida… un trozo de rítmico lamento». Al igual que en la canción de Dylan, ese poema dibuja un paisaje oscuro, desolado y angustioso, dominado por el vacío: «¿qué ramas crecen de esta basura pedregosa? no lo puedes decir o adivinar, porque solo conoces un montón de imágenes rotas».

Imágenes desgarradas con las que Dylan y Eliot describen ese malestar tan frecuente hoy en nuestra sociedad; el vacío existencial de quien no encuentra significado para continuar su camino en la vida, atrapado en el laberinto de la propia existencia. No es fácil encontrar a alguien que no haya sufrido en algún momento de su vida esos abatimientos personales, la desesperación, la soledad, el sufrimiento y el vacío. Normalmente somos capaces de superar los pensamientos negativos, aunque por desgracia algunos sucumben ante ellos y buscan en el suicidio la salida del laberinto. Como alguien dijo, el suicidio es una «solución» sin retorno para lo que a menudo es un problema temporal.

Las cifras son desgarradoras; como promedio, cada día se suicidan en España casi once personas (3.941 muertes en 2020) siendo la primera causa de muerte externa, es decir, no provocada por una enfermedad física; el número de tentativas no consumadas es sensiblemente superior y ha aumentado con la pandemia. Las tres cuartas partes son varones y pertenecen a todos los grupos de edad. Son casi el triple que las muertes por accidente de tráfico, más de diez veces que el número de homicidios.

Quizá algún lector haya abandonado ya la lectura de estas líneas, porque el suicidio no es un tema agradable, es un drama del que no nos gusta hablar abiertamente. Pero eso no justifica que no se le preste la atención debida, ya que, en muchas ocasiones, se puede prevenir y evitar. Según la Organización Mundial de la Salud «la prevención del suicidio no se ha abordado apropiadamente, debido a la falta de sensibilización respecto del suicidio como problema de salud pública y al tabú existente en muchas sociedades para examinarlo abiertamente». En España, la prevención del suicidio, aunque se han dado algunos pasos, es todavía una asignatura pendiente. Hace poco Andoni Ansean, presidente de la Fundación Española para la Prevención del Suicidio, afirmaba que el sistema sanitario público es totalmente deficitario en cuanto a un abordaje psicoterapéutico de los problemas de salud mental.

Está documentado por la OMS que, en los países ricos, muchos suicidios se producen impulsivamente en momentos de crisis, que afectan a la capacidad para afrontar las tensiones de la vida: problemas financieros, rupturas de relaciones o enfermedades. En la prevención del suicidio, más allá de la ayuda médica a las personas con problemas mentales, es importante escuchar y ayudar a las personas a encontrar el sentido de su existencia, porque como señaló Viktor Frankl, el psiquiatra vienés fundador de la logoterapia que pasó cuatro años en campos de concentración nazi, «la vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino sólo por falta de significado y propósito».

Eliot atravesaba una profunda crisis personal cuando escribió La Tierra Baldía. Cabe sospechar que era un suicida potencial. Años después rehízo su vida y llegó a recibir el Premio Nobel de Literatura. De quien obviamente no sabemos nada es de Mr. Jones, el personaje de ficción de Dylan, peregrino en busca de respuestas… pero sí que hay algo evidente y es que, en cualquier caso, Mr. Jones necesitaba ayuda. Do you, Mr. Jones? ¿No es así, Mr. Jones?

Compartir el artículo

stats