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Tres jóvenes gandienses crean un juego de mesa para niños con autismo

También pueden sumarse pequeños que no tengan diversidad funcional

Detalles del juego, que está fabricado sin plásticos y con materiales reciclables. | LEVANTE-EMV

Los diseñadores gráficos Lorena Climent y Borja Signes, de Gandia, han creado un juego de mesa enfocado a niños con diversidad funcional, como el autismo, o con necesidades específicas de apoyo educativo. Bautizado como Bloubu, su objetivo es estimular el habla, el lenguaje y la comunicación. Aunque todavía no está en el mercado, es de los pocos juegos que existen para este colectivo.

Borja Signes, Sandra Aparisi y Lorena Climent muestran el juego. j.c.

En concreto, Bloublu motiva a los niños con autismo a trabajar todas sus capacidades como la memoria, la atención, la inteligencia emocional, o la comunicación, además de despertar su interés, creatividad e imaginación mientras se divierten. Está pensado para mejorar las habilidades motoras finas, y para respetar un conjunto de reglas e interactuar con otras personas, empezando por la pareja de juego.

Tres jóvenes gandienses crean un juego de mesa para niños con autismo

Para los contenidos han contado con el asesoramiento de Sandra Aparisi, maestra especialista en pedagogía, audición y lenguaje. De hecho fue ella, también gandiense, quien les transmitió la falta de material educativo especializado para estos pequeños. «Hay muchos pictogramas, pero no tienen una finalidad lúdica, por eso Bloubu quiere cerrar esa brecha», explica Aparisi.

Antes de ponerse a diseñar, Lorena y Borja, asociados en la empresa Caleta Studio, también hicieron un trabajo de campo previo, interactuando con estos niños, aprendiendo su rutina, sus gustos y su manera de comunicarse. También entrevistaron a terapeutas, psicólogos y padres con el fin de cerciorarse de que Bloubu sirviera a estos fines. Pero la clave de Bloubu es que es inclusivo, es decir, también pueden sumarse niños que no presentan diversidad funcional, y compartir entre todos un rato agradable. El juego, hasta llegar a la meta, viene a durar unos 30 minutos.

Pero, ¿cómo se juega? Se hace en parejas, y gana el niño o niña que antes llegue a la meta tras superar una serie de pruebas. Para avanzar la ficha hay que moverla soplando, con la ayuda de una pajita. Esto ejercita los músculos que intervienen en el habla.

La base es un tablero compuesto por 36 ilustraciones, separadas cada una por relieves con el fin de provocar el control y la dirección de soplo, y a su vez trabajar la estimulación táctil.

Además, hay un cuaderno, dividido en tres partes: superior (cabeza), centro (cuerpo), y la inferior (piernas). Contiene las mismas ilustraciones que aparecen en el tablero, de forma que cuando la ficha cae en una casilla, el niño deberá buscar la parte del monstruo en su cuaderno. Y unas cartas que les plantean pequeños retos, por ejemplo, desvelar una palabra oculta entre varias letras, definir el monstruo con un sonido, o nombrar su comida o su deporte favorito. Se añade una ruleta para favorecer la comprensión y aceptación de las diferentes reglas escritas en ella.

Por ahora han fabricado 150 unidades. Les gustaría comercializarlo a gran escala ellos mismos, aunque tampoco descartan colaborar con alguna empresa que se interese por el proyecto. El juego no tiene elementos plásticos y todos los materiales son reciclables, en una doble apuesta, por el medio ambiente y también para que no sea caro y sea accesible a todos.

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