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La falta de personal complica la temporada estival a los restaurantes de la Safor

La falta de experiencia es el principal problema con el que chocan

La terraza de un restaurante de la Playa de Gandia. Ximo Ferri

«Se busca camarero o camarera con experiencia para trabajar en restaurante», «prepárate para ganarte tu primer sueldo como camarero de sala o ayudante de barman», «se necesita ayudante de cocina y camarero para incorporación inmediata». Son algunos de los decenas de mensajes que estos días se pueden leer en las redes sociales. Todos ellos se refieren a establecimientos ubicados en la comarca de la Safor, especialmente en las playas de Gandia y Tavernes de la Valldigna.

Detrás de estos anuncios, una realidad: se acerca la temporada de verano y las empresas no encuentran trabajadores para reforzar sus plantillas de cara a los meses de más trabajo del año.

No hace tanto apenas hacía falta este tipo de reclamos. Los responsables de los restaurantes, bares y cafeterías solo tenían que buscar entre los currículums que recibían y hacer una llamada telefónica para contratar personal.

Esa situación ha cambiado bastante. Hace ya un tiempo que el sector viene alertando de una creciente falta de personal, sobre todo cualificado, para trabajar, algo de lo que no está quedando exenta la comarca de la Safor.

La coyuntura es preocupante porque, además, trabajo en los locales hay, como reconocen los propios empresarios, que llenan sus locales en fin de semana y festivos en una época postpandemia donde la gente ha tenido que reprimirse de salir.

Por eso, no esconden que incluso puede poner en riesgo la mejor temporada del año para el sector. Porque sin trabajadores no se pueden asumir tres servicios al día, almuerzos, comidas y cenas y muchos optan por renunciar a uno de ellos, como ya está ocurriendo, acortando horarios de apertura.

«Quienes mantienen las plantillas todo el año lo sufren menos, los estacionales lo tienen un poco peor». Son palabras de José Manuel Navarro, presidente de Destí Safor, entidad que aglutina al sector hostelero de Gandia. «El problema está en la falta de personal cualificado, que después de la pandemia ha ido a buscar otros trabajos» porque los restaurantes estuvieron cerrados o trabajando a medio gas por el tema de los aforos.

«Yo sé de compañeros que han tenido que renunciar, por ejemplo, a servir almuerzos porque no tienen personal para asumir los tres turnos». Quien habla es Pablo Zimprich, histórico hostelero de la playa de Tavernes. El modo que ha encontrado en su caso para tratar de paliar esa situación es ofrecer formación al tiempo que se trabaja, porque, en eso coincide con Navarro, el problema está en dar con trabajadores y trabajadoras con experiencia. «Lo que estamos encontrando principalmente son estudiantes y personas que trabajan por primera vez», señala.

En su caso, ya se ha visto obligado a reorganizar el servicio. En su local de la playa tiene un comedor principal, uno superior y la terraza pero hay días que tiene que elegir cuál de ellos queda cerrado. «Si tengo para llegar a la terraza y al comedor superior, el inferior no lo abro porque prefiero dar un buen servicio y que los clientes queden contentos y vuelvan otro día que no llegar a todo», indica Zimprich. Comenta, en todo caso, que esta situación «se viene dando desde hace unos cinco años» y que uno de los motivos es que «ahora mismo hay trabajo en otros sectores» y reconoce que «la hostelería ofrece unas condiciones a las que muchas personas no están dispuestas como trabajar fines de semana y festivos».

Un gran esfuerzo

Eduardo Palomares, presidente de la asociación de hostelería de Tavernes apunta que «estamos haciendo un gran esfuerzo para conseguir personal» y apunta que «incluso las empresas de trabajo temporal están teniendo problemas para la hostelería».

Mapi Barreres, presidenta de Gastroliva, coincide en que «está costando mucho» hallar a personas dispuestas a trabajar en los restaurantes. Apunta a la dificultad de sumar una plantilla con experiencia. «Por ese motivo desde la asociación queremos apostar por la formación», indicaba a este periódico. En ese sentido, la hostelera asegura que «el cliente exige cada vez más calidad en la atención y por eso es necesario que las personas que atienden tengan formación».

La presidenta de Gastroliva abre otro debate al asegurar que otro de los problemas que se encuentran los restaurantes para consolidar las plantillas es «la falta de implicación» de los empleados. «Muchas veces contratas a alguien, viene un día y al siguiente dice que no vuelve o te dejan dos a mitad de temporada».

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