Solo uno de los cuatro municipios de la comarca de la Safor que están obligados a implantar la recogida selectiva de residuos orgánicos antes del próximo 30 de junio llegará a ese día cumpliendo la ley estatal de Residuos y suelos contaminados para una economía circular.
Este texto fue aprobado y entraba en vigor a mediados del pasado mes de abril y, entre otros aspectos, fijaba que el 30 de junio próximo todos los municipios de más de 5.000 habitantes ya deben tener en marcha alguno de los sistemas de recogida de residuos sólidos orgánicos en las viviendas o negocios, bien sea mediante el puerta a puerta o la instalación del quinto contenedor. Estos mismos plazos son los que recoge, paradójicamente, la ley autonómica, que ni siquiera está aprobada y que ahora mismo acaba de empezar con el trámite parlamentario para adaptar el texto estatal a la realidad de los municipios de la Comunitat Valenciana.
Las cuatro localidades que tienen los requisitos de población en la Safor son Gandia, Oliva, Tavernes de la Valldigna y Xeraco. Y es este último, a día de hoy, el único de los cuatro que ya recicla los restos orgánicos para la elaboración de compost, lo que significa que ninguna de las tres ciudades más grandes lo hace.
Y no es que de ahora hasta el próximo día 30 vaya a cambiar esa situación y, por consiguiente, todos van a estar dentro de la ley. Nada más lejos de la realidad. Las tres localidades tienen asumido, a día de hoy, que van a estar incumpliendo la normativa.
En el caso de Gandia, no hay una fecha prevista para la puesta en marcha del servicio de recogida de residuos orgánicos. En estos momentos, el ayuntamiento ya tiene acabado su Plan Local de Residuos, documento que servirá para la gestión futura de este servicio. Para que entre en vigor aún debe cumplir varios trámites. El último fue la aprobación en el Consell Local de Participació Ciutadana y luego tendrá que pasar por la Junta de Gobierno, Pleno y Consorcio de Residuos (COR).
Picornell reconoce lo obvio: «no llegamos al 30 de junio» y explica que la principal dificultad está en la situación de la contrata de recogida de la basura. «Ponerla en marcha tiene afección en el funcionamiento del servicio, que actualmente no lo contempla. Supone nuevas rutas y, por tanto, más dinero», algo que tendrá que quedar reflejado en una modificación contractual.
Esa misma razón es la que apuntan desde Tavernes de la Valldigna. Para poder implantar el procedimiento por el que los restos de alimentos se convierten en compost el ayuntamiento tendrá que negociar con la contratista, SAV, una modificación del contrato. En este municipio ya ha acabado también la tramitación del Plan Local de Residuos, que ahora se estudiará para decidir qué tipo de recogida se impone.
Oliva ha elegido un modelo mixto. En estos momentos se está ultimando la tramitación de la licitación de una nueva contrata que ya incluirá el servicio de recogida del quinto contenedor, como explicaba el concejal Miquel Doménech. El municipio también contempla ir implementando poco a poco la recogida puerta a puerta «en gran parte del municipio», señalaba, porque «es el modelo que va a imponerse».
En Xeraco, el ayuntamiento inició la recogida de orgánicos, en periodo de prueba, el pasado mes de febrero. Lo hizo en el pueblo, con la intención de extenderlo después a la playa, con la intención de que estos primeros meses sean para que los vecinos y las vecinas empiecen a concienciarse de la necesidad de separar.
El primero de la Safor
El primer municipio de la Safor que implantó el nuevo sistema de recogida fue la Font d’en Carròs. Esta localidad, de unos 3.800 habitantes, se ha adelantado mucho a la ley, ya que en el caso de los municipios menores de 5.000 habitantes, el texto, tanto a nivel estatal como autonómico, fija que la recogida de biorresiduos debe estar implantada antes de diciembre del año 2023, es decir, que la mayoría de localidades tienen un año y medio de margen aún.
