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TURISMO

Gandia toute l’année

El principal mercado internacional del turismo gandiense, el francés, recupera este verano los indicadores anteriores a la pandemia. Huyen de la masificación y son buenos aliados para romper con la estacionalización

Gandia toute l’année

El francés es, desde los orígenes del turismo en Gandia, en los años 60, su principal mercado internacional. Aunque el peso del turismo extranjero en Gandia es apenas del 10%, los franceses se han mantenido fieles al destino. Este verano los indicadores de llegadas anteriores a la pandemia se han recuperado. Además, es un tipo de turista que huye de la masificación, y acude mucho en temporada baja, por lo que es un buen aliado para la tan codiciada desestacionalización de la playa.

Aunque Gandia está cerca del aeropuerto de València, normalmente acuden con su propio vehículo, cosa que tiene mérito, ya que desde París son cerca de 1.500 kilómetros, y pasan estancias bastante largas, de unos quince días, incluso un mes.

Es el caso de Guillaume, educador social que, como desde hace siete años, incluidos los dos primeros de pandemia, se ha instalado con su caravana en el Cámping l’Alqueria. Viene con su hija Zoe, de 17 años, y un par de niños más que les acompañan. Estarán cinco semanas, entre julio y agosto. Están enamorados de Gandia, tanto, que Zoe aprendió español y ya se ha matriculado en la UPV, donde empezará el grado de Turismo en septiembre. «Los franceses conocen València, pero Gandia no, hay que explicarles dónde está», comenta Zoe, y añade que otros miembros de su familia la han visitado alguna vez.

En una parcela cercana, pero en bungaló, están Elia, su mujer Carole, junto a dos hijos de la pareja, y una amiga, Sofi, todos procedentes de París. Elia y Carole, funcionarias del Estado, son fieles al cámping desde hace siete años, aunque Elia, que tiene 40 años, conoce Gandia desde hace unos 14 años. Su padre nació en Xeraco y emigró a Francia a los 17 años, donde acabó casándose con una francesa. Cada verano encuentran algo que cambia para mejor en Gandia. Esta vez les gusta la peatonalización del paseo marítimo y la transformación en bulevar de la carretera al Grau.

Fran, empleado del recinto, de origen francés, ejerce amablemente de intérprete en estas entrevistas. Por su parte, Juana Peiró, gerente del cámping, observa que es un turismo familiar, «y se interesan mucho por el conocer la cultura y el entorno natural». «También detectamos en los últimos cuatro años hemos tenido un aumento de jubilados franceses que se alojan los meses de invierno en el cámping, cosa que antes no sucedía», añade.

El hotel San Luis, en el paseo marítimo, es uno de los preferidos por los franceses. No por casualidad, sino porque la familia propietaria, los Román, lo han trabajado bien en los últimos años. La jefa de recepción de este establecimiento de tres estrellas, con 76 habitaciones, es Toñi Burdalo, nacida en París, hija de españoles que emigraron a Francia en 1958. Su madre, manchega, trabajó en la cocina de un colegio, su padre, extremeño, fue electricista. Hoy ambos tienen 80 años. No renunciaron a sus raíces españolas y, curiosamente, tras pasar 40 años en París y al borde de la jubilación, fueron sus dos hijos, Toñi y un hermano, quienes les animaron a volver, estableciéndose todos ellos, finalmente, en tierras valencianas. Toñi llegó a Gandia en 1989, y cinco años después entró a trabajar en el hotel San Luis. Ella dio un impulso al turismo galo en el establecimiento, y por ende en el destino; conocía el idioma y el país. Empezó a organizar viajes de grupos de franceses a Gandia, con todo incluido, normalmente en temporada baja, unas expediciones que se mantienen en la actualidad. Además, el hotel acude cada año a la feria IFTM Top Resa, en París. «Y todas las recepcionistas saben francés», apunta.

«A los franceses les gustan mucho las playas del Mediterráneo español, porque al oeste de Francia, en el litoral atlántico, hace frío, mientras que las playas del sur, la Costa Azul, han sido siempre para turistas de alto poder adquisitivo, no todos se lo pueden permitir».

Y por lo que respecta a Gandia, añade Toñi, «a diferencia de las playas de Cataluña o de Baleares, aquí, menos masificada y sin tanto turismo extranjero, los franceses pueden sentir realmente lo que es España, viven como los españoles, y no les ponen la cena a las siete de la tarde».

Desde la Concejalía de Turismo también se trabaja con este mercado. Gandia lleva 12 años asistiendo a dos ferias al año en París; una en marzo para el público en general, la MAP París, y otra para profesionales en otoño, la citada IFTM Top Resa. También realizan campañas con touroperadores, presenciales y «on line», como Se Loger o Lastminute France, y existen numerosos artículos y vídeos publicados en revistas y portales de viajes en los últimos cuatro años.

«Paradójicamente, el turismo francés se incrementa sobre todo fuera de los meses de julio y agosto, por lo que nos ayuda en esa estrategia que estamos desarrollando de alargar la temporada», apunta el concejal de Turismo, Vicent Mascarell.

Por otra parte, Mascarell señala que los cámpings también son grandes aliados del turismo francés, y en este sentido considera que el recién inaugurado en Marxuquera y el «glámping» que hay proyectado en el entorno del marjal atraerán a más visitantes extranjeros, tanto de Francia como del resto del centro de Europa.

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