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Las monjas de Santa Clara de Gandia reabren su obrador con la venta de helados

El objetivo es retomar la venta de dulces a partir del próximo invierno

Un hombre compra un helado de las clarisas de Gandia, ayer

Las religiosas que habitan el monasterio de Santa Clara de Gandia han lanzado esta misma semana un nuevo servicio. Adaptándose a las necesidad de refrescarse que se genera por el elevado calor que está haciendo durante este verano, han puesto en marcha la venta de helados y granizados en el propio monasterio, ubicado en la plaza de la Duquessa Maria Enríquez.

Se trata de productos elaborados de forma artesanal con la nueva maquinaria que la congregación ha adquirido para equipar y dar un nuevo aire a su obrador.

La abadesa del convento, Sor Israel Maria, explica que la idea surgió por que una comunidad de Palma de Mallorca aprendió a hacer helados artesanales hace diez años. «Pensamos que era una buena idea para una zona como la que vivimos», explicaba. Por ese motivo, dos de las hermanas de Gandia se desplazaron hasta la ciudad balear para aprender la técnica de elaboración.

Así fue como, tras recibir los permisos sanitarios y darse de alta en la Seguridad Social empezaron a elaborar estos productos que ya se pueden adquirir en el propio convento.

Las hermanas hacen dos tipos de helado: granizado, con sabores de limón, naranja y fresa, y cremoso, del que también hay variedad. «Ha sido un regalo, lo hacemos con ilusión y están muy buenos», señala la abadesa. «Es un producto muy bueno, elaborado con productos naturales y totalmente artesano», explica.

La adquisición de estos productos es muy sencilla. Quien quiera probarlos solo tiene que acercarse al convento, llamar al timbre y una hermana le atenderá. Como son monjas de clausura, toda la operación se realizará a través del torno del monasterio, es decir, el comprador no tendrá contacto directo con la hermana.

Sustento de la comunidad

La comunidad, eso sí, ha puesto un horario de venta que va desde las 10 hasta las 13.30 horas por la mañana y de 16.30 a 20.30 por la tarde. El dinero que se recauda con la venta de los helados artesanos está dirigido al sustento de la congregación y el edificio. En ese sentido, la abadesa explica que cuentan con todos los permisos como cualquier otro establecimiento y señala que la venta es solo al por menor: «no suministramos a otros establecimientos».

Los dulces elaborados por las monjas Clarisas de Gandia siempre tuvieron mucha fama. Esa actividad cesó hace diez años porque las monjas más jóvenes tenían que dedicarse a cuidar de las mayores.

Ahora, las de menor edad se han encargado de la renovación del obrador, lo que les permitirá, además de elaborar los helados, una vez termine la temporada estival, retomar la de dulces. La abadesa, explicaba, que el obrador ha sido actualizado para adaptarse a las normativas actuales. Ante la ausencia de la actividad repostera, en los últimos años se dedicaban a la elaboración de figuras, detalles, pulseras o rosarios. Sin embargo, la religiosa señala que el objetivo a corto plazo es que la repostería sea la actividad principal, abandonando las manualidades.

Limosnas y trabajo

Actualmente, la comunidad de Santa Clara en la ciudad de Gandia está formada por 9 hermanas. De estas, la mitad tienen entre 81 y 98 años, mientras que «las que somos más jóvenes, como todo ciudadano, tenemos que cotizar». En ese sentido, la abadesa señala que «nosotras profesamos la pobreza y el trabajo es parte de la pobreza y tiene que ver con nuestro carisma». Por eso, «además de las limosnas, también podemos mantenernos con nuestro propio trabajo», indicaba. Así, recuerda que habitan «en un edificio enorme que necesita mantenimiento» y que «desde finales 60, cuando se construyó, no ha tenido ninguna reforma importante», finalizaba la religiosa.

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