Emiliano Moncho Moncho finalmente ha cumplido su palabra. Este vecino de Daimús, que falleció hace mes y medio a los 88 años de edad, ha legado su herencia millonaria al ayuntamiento para que se beneficien todos los residentes del pueblo. El alcalde, Javier Planes, recibió la noticia de su muerte y de que el testamento dejaba como heredero universal al consistorio.

Apenas hay ahorros en metálico, pero el patrimonio de este hombre, en tierras y parcelas urbanas, podría estar valorado entre cinco y seis millones de euros, según una primera valoración. Sólo un ejemplo: una de esas propiedades es el único solar edificable que queda en primera línea de la playa de Daimús, un codiciado terreno que podría estar valorado en más de 3 millones de euros que puede resultar de gran interés para una constructora.

Ahora bien, el ayuntamiento no podrá gastar el dinero en lo que quiera. Emiliano Moncho puso una condición: que ese patrimonio se gestionara a través de una fundación municipal, y que su patrimonio se dedique a "fomentar la cultura y la educación" en el pueblo", así, sin entrar en más detalles.

Poco ha trascendido de las circunstancias personales o familiares que rodean a este hombre fallecido, soltero y sin hijos, del que, de momento, ni siquiera se ha difundido una fotografía. Tenía tres hermanos, también solteros, por lo que sus familiares más próximos son primos, quienes, en principio, no figuran en la herencia. También dejó escrito que la fundación deberá llamarse Familia Moncho Moncho.

Toda su vida fue agricultor, por lo este patrimonio le llegaría a su vez en herencia de sus padres. Vivió en el número 21 de la calle de la Creu, en el casco antiguo de esta localidad limítrofe con Gandia. Se sabe que era una persona peculiar, en el sentido de que era solitaria, afable pero con pocas relaciones sociales. Hacía un par de meses que Emiliano había sido internado en la residencia Solimar de Daimús, donde falleció, y ya descansa en el cementerio de la localidad.

Pero al alcalde Javier Planes, que cumple su segundo mandato, realmente no le ha pillado por sorpresa la noticia. Emiliano vivía en la misma calle que el primer edil. "Ya en 2011, a los pocos meses de acceder al cargo, vino a mi despacho para anunciarme que había tomado esa decisión, y cada cierto tiempo, cuando me veía por la calle, me lo recordaba, incluso me visitó por última vez para enseñarme el testamento", señala. Planes añade, como así consta en el documento, que Emiliano estaba en plenas facultades mentales: "Tenía las ideas muy claras de lo que quería hacer".

El alcalde confirma que el ayuntamiento, por lo pronto, aceptará la herencia, abonando los impuestos correspondientes, y constituirá la fundación para cumplir con su voluntad, aunque reconoce que será un proceso muy largo.

Ahora habrá que tasar todos los bienes. El presidente de la fundación será el alcalde de turno. Por ahora no se ha realizado ningún trámite oficial, aunque la primera autoridad local ha informado de esta singular historia, que ciertamente no es nada habitual.

En cualquier caso, Javier Planes asegura que se harán las cosas tal y como dispuso Emiliano, al menos si de él depende como alcalde, "porque le di mi palabra". Todavía no está claro en qué se invertiría el dinero resultante, pero la primera idea sería crear una línea de becas al estudio.

"El recuerdo de Emiliano estará muy presente porque los beneficiarios de esta herencia, aunque la administre el ayuntamiento, serán todos los vecinos de Daimús", concluye el alcalde.