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Un grado más para "los abuelos" de aquagym en la piscina del Grau de Gandia

El ayuntamiento responde a la demanda de quince usuarios y eleva la temperatura del agua a 30 grados, el máximo permitido por la norma

La piscina municipal del Grau de Gandia con la zona de aquagym al fondo. | LEVANTE-EMV

Que dos personas sentadas ante el televisor coincidan en qué cadena o programa ver no es nada sencillo, y peor aún que en un grupo se llegue a al consenso sobre la intensidad del aire acondicionado. De manera que no es extraño lo ocurrido en la piscina municipal del Grau de Gandia, donde se ha generado una curiosa pero significativa polémica sobre la temperatura del agua en el vaso reservado ale aquagym, usado mayoritariamente por personas mayores.

Los gestores de ese recinto mantienen el agua a unos 29 grados, dentro de la franja de 24 a 30 grados fijada por la Administración para las piscinas de pública concurrencia. Pero algunos de los usuarios consideran que está demasiado fría.

Ayer una quincena de esas personas, que se han autodenominado «las abuelas y abuelos de aquagym», se dirigieron por escrito a la dirección de la piscina y al Ayuntamiento de Gandia para que escucharan su demanda.

«Nuestros médicos nos reclaman hacer ejercicio para mejorar nuestra salud y somos personas mayores de 60, 70 y 80 años», explican en el documento, en el que añaden, con toda claridad, cuál es su sensación: «tenemos frío».

La propuesta que plantean es elevar «dos grados más» a la temperatura del agua para que alcance los 31 grados porque, como explican, los ejercicios que ellos realizan son más lentos y pausados y el cuerpo no genera tanto calor como cuando una persona nada o chapotea con cierta intensidad.

Respuesta inmediata

La respuesta ha sido inmediata. A mediodía de ayer la concejala de Deportes de Gandia, Lydia Morant, se puso en contacto con los gestores de la piscina municipal del Grau y entre ambos coincidieron en ordenar que el agua del vaso de aquagym a partir de ahora se disponga a 30 grados, el máximo que estipula el decreto de uso de las piscinas públicas. A partir de ese nivel los expertos consideran que puede elevar excesivamente la temperatura corporal entre quienes realizan ejercicios más intensos, pero es que, además, incrementa el riesgo de transmisión de algún tipo de infecciones, como la legionela.

Obviamente la orden de elevar el agua a 30 grados afecta exclusivamente al vaso de aquagym del complejo deportivo. La piscina de 25 metros de largo, donde decenas de usuarios practican deporte de forma mucho más intensa, se mantiene a entre 27 y 28 grados, un nivel que más o menos contenta a la mayoría.

La concejala Morant también señaló que esta misma semana está previsto que comiencen a cerrarse las cubiertas de las piscinas municipales, porque el ambiente ya comienza a ser otoñal, lo que sin duda contribuirá a que la temperatura en el interior del recinto vaya subiendo, para satisfacción de esas «abuelas y abuelos de aquagym» que, aunque sea parcialmente, han logrado su objetivo.

En ese mismo escrito apuntan algunas otras deficiencias en las duchas, vestuarios y máquinas de ejercicio, así como que el equipo de música «un día funciona y otro no». Más trabajo, por lo tanto, para los gestores municipales.

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