La Safor es tierra de pintores. Desde los aficionados hasta los más profesionales, las salas de exposiciones acogen cada dos por tres a artistas locales que muestran sus habilidades con los pinceles. Quizá tenga que ver la luz del Mediterráneo, el contraste de paisajes entre mar, marjal y montaña, o la labor que han hecho en los últimos 40 años las escuelas públicas de adultos, con sus clases de dibujo, como la UPG en Gandia, la Bolomor en Tavernes, o las academias de pintura. 

Hay colectivos ya veteranos, como Ulls de Mussol o Pinzellades, que organizan «quedadas» y exponen anualmente sus trabajos. Valga desde aquí el reconocimiento a todos ellos. Pero, con su permiso, por primera vez un artista ha mirado a la comarca de una manera diferente, con un estilo similar al cómic, creando una serie en la que recoge paisajes y paisanajes de todos los pueblos de la Safor, mezclando naturaleza y escenas de la vida cotidiana. 

El ilustrador olivense Bernat Moreno (39 años) ya tiene un centenar de láminas sobre la Safor, que surgieron tras recorrer, con total libertad creativa, sus rincones preferidos, con anotaciones al natural. La técnica es tinta y acuarela sobre papel. Su proyecto se llama «La Safor Il·lustrada» y su nombre artístico Marroiak, que es «moreno» en euskera. Su trazo es más lineal, diferente al óleo donde prima más la mancha de color. 

Una de las pinturas de Bernat Moreno. Levante-EMV

Pintar la luz de otoño

 La mayoría son paisajes luminosos, veraniegos, aunque Moreno confiesa que también le gusta pintar la luz del otoño. 

La afición por la pintura le viene desde pequeño. «Hay un momento en que los niños dejan de pintar, pero yo seguí, estudié Bachillerato Artístico y luego Bellas Artes en Altea, aunque no acabé la carrera», explica. Actualmente esta es su principal fuente de ingresos, asegura. 

Su obra también podría asemejarse al movimiento  Urban Sketchers, una comunidad de dibujantes que pintan las ciudades, pueblos o aldeas donde viven o a las que viajan.  

A finales de mayo pintó para el Bua Fest de Gandia, un festival de arte urbano promovido por el ayuntamiento en el que se decoraron paredes de los chiringuitos de la playa. Él escogió un chorlitejo patinegro, un «corriolet», el pájaro autóctono más playero. La idea de «La Safor Il·lustrada» empezó tras haber publicado una guía anterior, «Oliva Il·lustrada». Pero ya hace unos años, con espíritu aventurero, se fue a Eivissa y pintó acuarelas que luego vendió en los mercadillos «hippies»

Acequia de la playa de la Terranova de Oliva. Levante-EMV

La colección empieza a cobrar vida y la intención es que además se convierta en un libro. Por una parte, la Mancomunitat de Municipis de la Safor le ha encargado una versión reducida, pero su distribución será limitada ya que será para regalarlo como un obsequio institucional con motivo del 40 aniversario del ente comarcal.

Pero, por otra parte, quiere hacer otro libro, más extenso, donde quepa el resto de imágenes. Para ayudar a costearlo ha lanzado una campaña de micromecenazgo en su página «web». Y esa es otra de sus peculiaridades; vende reproducciones de los originales por internet, sin intermediarios. Con sus conocimientos de diseño «web» pudo montarse un portal, y él mismo se encarga de atender los pedidos y enviar los paquetes de las láminas por mensajero. También gestiona las redes sociales desde su estudio-casa. 

Le parece, además, que es una forma de «democratizar el arte», ponerlo al alcance de todos los bolsillos, siguiendo la filosofía de lo que fue el «pop art».