Que las cuevas situadas en la Serra Falconera y del macizo del Mondúver han facilitado valiosísima información arqueológica sobre la evolución de la humanidad y la prehistoria es ampliamente conocido. Por poner solo dos nombres capitales, ahí estan la Cova del Bolomor, en Tavernes de la Valldigna, o la del Parpalló, en Gandia, que figuran en los registros más importantes de los investigadores en esas materias.

Pero esas cavidades, que fueron algunos de los primeros refugios de los grupos humanos primitivos, en absoluto están agotados. Los científicos creen, y cada día se demuestra, que aún guardan secretos interesantes.

Eso mismo es lo que ha llevado a un grupo de personas a investigar en varias cavidades, cuyos nombres se omiten para evitar que alguien pueda alterar las excavaciones, con el fin de determinar, con la mayor precisión posible, el momento en que la agricultura y la ganadería se extendieron en estas montañas y llanuras de la Safor.

Se sabe que hace alrededor de siete mil años, durante el periodo del neolítico antiguo, la agricultura y la ganadería ya se practicaban en el área de Penàguila, en la cercana comarca de l’Alcoià. La incógnita que ahora los expertos pretende despejar es cómo desde ese lugar considerado zona cero de ambas actividades, se fue extendiendo en el territorio de la actual Comunitat Valenciana.

Dani Muñoz, Lluís Molina, Joan Negre y Alfredo Cortell, en un descanso de la investigación. Levante-EMV

Según señala el arqueólogo municipal de Gandia, Joan Negre, una de las claves para determinar la presencia de la actividad agrícola y ganadera se sitúa en la cerámica del tipo «cordial», que se caracteriza por estar decorada con conchas marinas, y eso es justamente lo que se está buscando en las cuevas de la Safor. Dependiendo del nivel estratigráfico en el que se encuentren esos restos cerámicos y otros objetos se puede determinar, aproximadamente, el tiempo transcurrido desde que esos humanos «descubrireron» la agricultura.

Negre añade que la investigación puede durar unos tres años porque se trata de actuaciones muy minuciosas que, además, deben ejecutarse siempre bajo un estricto control arqueológico para no destruir o dañar elementos que, ahora o en el futuro, puedan dar más información sobre la prehistoria.

La semana pasada el director de Medio Natural del Ayuntamiento de Gandia, Daniel Muñoz, junto al propio Joan Negre, estuvieron en algunas de las cuevas donde se realiza la investigación acompañando a los técnicos y, de hecho, el Museu Arqueològic de Gandia (MAGa) ha prestado la colaboración necesaria para el buen fin de este proyecto.

Por una parte, el equipo formado por Alfreco Cortell, Oreto García, Lluís Molina y Joan bernabeu, con la participación de la Universidad de Cambridge, excava para dar con las primeras huellas del Neolítico en la comarca, y tienen previsto actuar en varias cuevas del entorno de Marxuquera.

Por otra parte, la investigadora Ana Cantó está finalizando su tesis doctoral con el profesor Valentín Villaverde y ambos abordan el arte parietal en la Cova de les Meravelles. Los dos han conseguido ampliar considerablemente el catálogo de figuraciones zoomorfas en esa cavidad.