Unas cincuenta viviendas de Marxuquera, en las que viven más de cien personas, están sin el suministro de agua que les proporcionaba, de toda la vida el pozo de Seguí. El motivo, por curioso que parezca, es la enfermedad del empleado de esa instalación que se encarga de poner en marcha las bombas para que los usuarios llenen sus depósitos, cisternas o piscinas.

Según señalan varios vecinos en conversación con este periódico, el empleado del pozo se encuentra ingresado en el hospital de Gandia, de manera que se pusieron en contacto con el dueño de la instalación para que fuese otra persona la que activara las bombas. «Allí solo entra él», dicen que les contestó el propietario, de manera que no ha habido manera de negociar una solución.

Con el tiempo transcurrido, muchas personas que se abastecen de este pozo han visto cómo se vaciaban sus cisternas y han tenido que recurrir a otros medios para conseguir agua. El líquido del pozo de Seguí no es potable, pero la calidad es buena y permite todo el tipo de usos excepto la ingestión.

Los vecinos de esa zona, en los alrededores de l’Ermita, han convocado una reunión para la tarde de hoy y abordar el problema, pero representantes vecinales señalan que ya se han puesto en contacto con el Ayuntamiento de Gandia para que trate de mediar y conseguir que el agua del pozo de Seguí llegue a sus casas.