Un hombre de nacionalidad argelina, propietario de un chiringuito situado en la playa de Gandia, ha sido condenado por abuso y acoso sexual a una empleada, a la que contrató como camarera y ayudante de cocina en el verano pasado.
El hombre, ayudándose de su relación de superioridad por ser empleador de la chica, se aprovechó de ella y, con ánimo de satisfacer sus instintos sexuales, se aproximó a la mujer y le dijo ''mira como ando, hace dos semanas que no tengo nada con mi esposa'', le agarró con la mano su zona genital y le mostró su miembro viril bajo su ropa, "causando con ello a la chica una situación de desasosiego", según relata la sentencia dictada.
Los hechos ocurrieron en julio del año pasado, cuando también le pidió que le enseñara sus pechos y le envió mensajes, en uno de los cuales decía: "Muy mal no acceder a las cosas que te pido. Soy tu jefe y tienes que complacerme en todo, hasta en la cama. No es lo que tú quieras, es lo que yo deseo. Tienes que ser mi puta. Te voy a tocar todas las veces que quiera, por eso eres mi empleada y yo tu jefe''. Así lo ha recogido la sentencia que, de conformidad, ha dictado la sección cuarta de la Audiencia Provincial de València.
Tras la denuncia de la mujer, el hombre fue detenido y permaneció en esa condición durante dos días de julio. Después fue puesto en libertad con cargo con una orden de alejamiento a 200 metros de la víctima y prohibición de contactar con ella.
Ahora, condenado por un delito de abuso sexual, el juez le impone 18 meses de multa con cuota diaria de 5 euros, y por el delito de acoso sexual a 10 meses a cinco euros por día. También se le mantiene la prohibición de acercarse a la víctima, domicilio o lugar de trabajo a una distancia inferior a 200 metros por espacio de año y medio a partir de ahora.
Finalmente, el abusador sexual deberá abonar las costas judiciales. La sentencia es firme porque se ha dictado de conformidad.