Entrevista | Camilo Peiró Presidente de la Asociación de Promotores y Constructores de la Safor

«No creo que la historia se repita, hoy el sector se ha autorregulado»

El presidente de la Asociación de Promotores y Constructores de la Safor es partidario de dar una segunda vida a las obras paradas en estructura.

Camilo Peiró, en el centro de Gandia.

Camilo Peiró, en el centro de Gandia. / J.C.

Josep Camacho

Gandia

¿Cómo se puede desbloquear esta situación? 

-Las edificaciones en estructura abandonadas son vestigios de una época que arrasó con el sector y provienen de empresas promotoras que les afectó la crisis, les fue imposible acabar los proyectos, abandonaron las obras y terminaron desapareciendo. Cada estructura abandonada tiene unas características diferentes y no se puede marcar una solución general para todas porque son situaciones complejas y diversas. Cualquier solución pasa por una colaboración público-privada, en la que la administración pueda que ofrecer mecanismos legales, como ajustar la legislación urbanística vigente y ofrecer incentivos fiscales, que faciliten la finalización del proyecto o bien su demolición. Por otro lado, los propietarios del activo o de su deuda deben mostrar su voluntad de avanzar y solucionar un problema que nos afecta a todos.

¿El futuro que les espera a estas edificaciones incompletas es el derribo?

-No necesariamente, como he comentado antes, esas estructuras podrían tener una segunda vida, pudiendo finalizarse dicho proyecto o incluso reutilizar esa estructura para otro tipo de construcción cuyo proyecto difiera del inicialmente planificado.

¿Quién debería asumir los costes de un eventual derribo? 

-Sólo en los casos en los que la estructura presentara algún tipo de peligro para la seguridad sería necesario el derribo. En este caso se debería valorar la posibilidad que la administración pública financiara dicho derribo y luego derivara ese coste a quien correspondiera. De todas maneras desde la asociación APC Safor somos más partidarios de dar una segunda vida a esas estructuras abandonadas, ya que crea empleo, ahorra costes, mejora el desarrollo del entorno y tiene menor impacto medioambiental que un derribo.

¿Los podría comprar la administración para vivienda social? 

-Únicamente en el caso que los proyectos estuvieran completamente finalizados la administración pública podría valorar la compra de esas estructuras. En el caso de proyectos que estuvieran en esqueleto no lo veo muy factible; los tiempos de la administración son muy largos, tediosos y complicados, tanto en tiempo, como en coste. Saldría mucho más eficiente comprar el producto terminado y ponerlo a disposición de familias que lo necesiten ahora y no dentro de 8 o 9 años.

¿La historia podría repetirse? 

-Hoy el sector se ha autorregulado, las empresas promotoras que conformamos APC Safor somos muchísimo más cautas y se está construyendo un 10% de lo que se construía en la época del «boom» inmobiliario. De hecho, si salimos de las playas de la comarca, es muy complicado encontrar alguna grúa ejecutando una obra. No creo que la historia se pueda volver a repetir con los niveles de obra nueva que hay en estos momentos.

¿Qué medidas proponen?  

-Las entidades financieras son las que primero filtran los proyectos y estudian su viabilidad económica, por eso han de analizar bien qué empresas hay detrás de cada proyecto y qué historial tienen los gestores. Antes se construía sin tener la venta asegurada, actualmente los requisitos y las exigencias para poder iniciar una promoción son tan altos que no se empieza un proyecto hasta que no se tiene un porcentaje elevado de ventas, con lo que se evita que se repita lo ocurrido. 

Tracking Pixel Contents