Potries se recupera de su peor noche y Citrosol anuncia que sigue su actividad
«Era una bomba tras otra», señalan vecinos que fueron desalojados mientras toda la población quedó confinada
El fuego quema un centro de producción, pero se salva la zona logística
Solo un bombero fue atendido por inhalación de humo
La gran cantidad de agua usada obliga a retenerla para que, mezclada con productos químicos, no acabe en el río Serpis

Un bombero, en la mañana de ayer ante la nave que quedó totalmente destruida. / Natxo Francés
Sergi Sapena
Pese a las enormes pérdidas económicas que ha causado, hay quien habla de milagro para referirse al incendio sufrido la noche del pasado jueves en la empresa Citrosol de Potries, dedicada a elaborar productos químicos para tratamientos postcosecha. En primer lugar porque la mayoría de los trabajadores ya habían salido de la nave. En segundo, porque el viento apartó el denso humo del casco urbano de la localidad y, en tercer lugar, porque la intensísima labor de los servicios de emergencia permitió evitar que las llamas, de unas dimensiones tremendas, rebasaran la nave en la que, posiblemente por el fallo en un reactor, se originó el fuego.

Vecinos y trabajadores de la empresa observan los daños causados en la nave siniestrada. / Levante-EMV
Resultado de todo ello es que solo hay que lamentar un bombero atendido por inhalación de humo y que la empresa, como se apresuró a trasladar en un comunicado, es optimista sobre su futuro. Hasta el punto de asegurar que va a mantener la producción y buscará cómo reponerse del desastre, de este duro golpe que, afortunadamente, no alcanzó espacios sensibles de logística que son fundamentales para mantener el centenar de puestos de trabajo de Citrosol.

El fuego, en un momento de gran virulencia, en una vista que permite apreciar la cercanía de las fincas / José Ripoll
El incendio se originó sobre las 20.30 horas del jueves y fueron los propios vecinos los que alertaron de las primeras llamas que, impulsadas por un fortísimo viento, se propagaron a una enorme velocidad. «Eran bombas, una detrás de la otra», señalan muchos de quienes se acercaron hasta la carretera de Villalonga, que separa el casco urbano del complejo industrial. En minutos la Guardia Civil se vio obligada a perimetrar la zona de riesgo y, ante el denso humo que generaba la combustión de productos químicos, confinar a toda la población, de unos mil habitantes, y desalojar de inmediato las 50 viviendas situadas en los dos bloques más cercanos al fuego, una orden que se mantuvo durante toda la noche.
El alcalde, Sergi Vidal, habilitó inmediatamente la Fonda d’Entitats y dispuso personal de la Cruz Roja para atender a los evacuados, si bien la inmensa mayoría de ellos optó por segundas residencias u otras de sus familiares. Siete personas sí que pernoctaron en el local municipal tras salir precipitadamente de sus casas y, a primera hora de ayer, despejado todo el peligro, ya pudieron regresar.

Coches dañados por la tremenda ola de calor que causó el fuego. / Levante-EMV
«Hemos pasado mucho miedo, hubo quien salió del pueblo por temor», señaló a este periódico uno de los evacuados mientras esperaba la autorización para regresar. Otros observaban los tres coches y la moto que, aparcados a la otra parte de la carretera de Villalonga, sufrieron daños a consecuencia de la tremenda ola de calor que generaron las llamas.
Las labores de extinción, muy complicadas, requirieron ingentes cantidades de agua que, gracias a la gestión del ayuntamiento, se logró con la ayuda de los regantes del Serpis, al proporcionaron todo el caudal necesario a través de las acequias, lo que permitió no solo sofocar las llamas, sino también refrescar permanentemente la parte del complejo industrial y así evitar la propagación. Un efecto perverso de ese masivo lanzamiento de agua fue que después se tuvo que contener para evitar que acabara, mezclada con productos químicos, en las acequias o el cercano cauce del río Serpis.
Varios municipios se solidarizan y ofrecen todo tipo de ayuda
Potries no estuvo sola para afrontar la tremenda crisis que generó el incendio de Citrosol. Durante las primeras horas del siniestro, y vista la envergadura que alcanzó, numerosos alcaldes o representantes de ayuntamientos llamaron a Sergi Vidal para ponerse a su disposición ante cualquier tipo de ayuda. «Especialmente ofrecieron espacios por si era necesario acoger a los desalojados», señala el alcalde. Entre los que llamaron interesándose estuvieron los municipios limítrofes, y también lo hizo el de Gandia.
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