Los trabajos en la alcalzaba desentierran la vida cotidiana del Castell de Bairén de Gandia

La campaña de excavaciones ha desenterrado un horno portátil, una aguja de hueso, la marca de una alfombra en el suelo y, por primera vez, una habitación con escalera y otra de menos de dos metros

Vista área del castillo de Bairén de Gandia. A la drecha el horno portátil o ‘tannur’ que se ha recuperado en los trabajos de la alcalzaba. | MAGA

Vista área del castillo de Bairén de Gandia. A la drecha el horno portátil o ‘tannur’ que se ha recuperado en los trabajos de la alcalzaba. | MAGA / Toni Álvarez Casanova. Gandia

Toni Álvarez Casanova. Gandia

El Ayuntamiento de Gandia sigue trabajando para poner en valor el Castell de Bairén, la fortaleza ubicada en la cima de la montaña de Sant Joan y que supuso el inicio de la fundación de la ciudad. Por ello, desde finales del año pasado están en marcha los trabajos de excavación, recuperación y consolidación del sector sur de la alcazaba bajo la dirección de los arqueólogos Joan Negre, director del Museu Arqueològic de Gandia (MAGa), y Pablo Garcia-Borja. En concreto, el espacio de la actuación corresponde al área de almacenes, el último reducto protegido de esta fortaleza, según explican desde el Musueu Arqueològic de Gandia (MAGa). Su construcción se enmarca en términos generales entre finales del siglo XII e inicios del XIII.

Marca sobre el suelo de una alfombra de esparto, escalones hallados en una habitación y la aguja de hueso.                | MAGA

Marca sobre el suelo de una alfombra de esparto, escalones hallados en una habitación y la aguja de hueso. | MAGA / Toni Álvarez Casanova. Gandia

Estos trabajos han permitido documentar una decena de estancias y sacar a la luz algunos elementos que resultan de lo más curioso, en tanto que permite comprender cómo era la vida cotidiana entre aquellos muros.

Los trabajos en la alcalzaba desentierran la vida cotidiana del Castell de Bairén de Gandia

Los trabajos en la alcalzaba desentierran la vida cotidiana del Castell de Bairén de Gandia / Toni Álvarez Casanova. Gandia

A las pocas semanas de iniciarse los trabajos de la zona, mientras se eliminaban los restos de abandono de este recinto apareció una aguja de hueso completa. Se trata de un hallazgo que desde Arqueología Gandia tachan de «excepcional». La pieza presenta una cabeza decorada con muescas y el ojo perfectamente conservado. Ese elemento, señalan, servía para sujetar el hilo durante la confección de las prendas del tejido. Además, presenta superficies alisadas, que, según destacan, son fruto de «uso continuado» con «un desgaste no tanto para perforar los trapos sino como pasador del hilo a través de los colmillos».

Los trabajos en la alcalzaba desentierran la vida cotidiana del Castell de Bairén de Gandia

Los trabajos en la alcalzaba desentierran la vida cotidiana del Castell de Bairén de Gandia / Toni Álvarez Casanova. Gandia

Otra de las piezas que han salido a la luz gracias a estos trabajos ha sido un horno portátil, también conocido como ‘tannur’, que se ha hallado «perfectamente conservado», según explican desde el propio departamento de Arqueología de Gandia.

Los trabajos en la alcalzaba desentierran la vida cotidiana del Castell de Bairén de Gandia

Los trabajos en la alcalzaba desentierran la vida cotidiana del Castell de Bairén de Gandia / Toni Álvarez Casanova. Gandia

Más allá del propio hallazgo en sí, que ya es importante, su interés redunda especialmente en la información que el estudio de su interior puede aportar respecto a la alimentación que consumían las personas que lo habitaban, algo que ahora se estudiará en el laboratorio del MAGa.

Las restauradoras han llevado a cabo una intervención que ha consistido en una consolidación in situ de la pieza, para, posteriormente, extraerla completamente intacta y trasladarla al museo, donde acabará su excavación, la recuperación de muestras y la restauración.

Uno de los hallazgos que más han llamado la atención de los investigadores es la aparición de la que, hasta ahora, es la habitación más pequeña de toda la fortaleza de todas las que se han hallado hasta ahora. Se trata de un habitáculo que de menos de dos metros cuadrados, construido semienterrado y que cuenta con una pequeña puerta, que, según los arqueólogos, contaría con un pavimento de ladrillos y una pequeña cubierta de tejas.

Las labores de excavación también han desenterrado una «sorpresa», según las palabras del propio servicio de arqueología de la ciudad. Se trata de una escalera de entrada a uno de los almacenes hallados, que se encuentra parcialmente enterrado. «Estaría conformado por una primera losa de piedra retranqueada respecto a la alineación del muro de la estancia, un escalón intermedio sobre los propios cimientos de este mismo muro, y, finalmente, el pavimento de la habitación», indican. Según explican, una acceso a través de escalera es una solución que todavía no había sido documentada en Bairén y se estima que «no será la única» y todo hace indicar que durante la presente campaña de excavación «podrían aparecer otros», señalan.

Una alfombra grabada para siempre

Uno de los últimos hallazgos ha sido la marca de una alfombra sobre un suelo de mortero en una de las estancias de los almacenes de la alcazaba. Los investigadores estiman que este elemento se usaría como base de un recipiente o contenedor, que por la presión que ejercía contra ella la dejó marcada en el pavimento de la habitación.

Desde el MAGa explican que se trata de una alfombra elaborada con tiras de esparto cosidas entre sí, de las cuales aún se observa la espiga marcada en el suelo. Este elementos, según explican, permite «conocer con detenimiento la industria textil basada en el aprovechamiento de las fibras vegetales» pero también «el reconocimiento ambiental del entorno, alrededor del siglo XIII, momento en que esta habitación estaba en uso».

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