Solares que afean el centro de Gandia
El centro histórico de Gandia está protegido ambiental y arquitectónicamente por planes específicos, el primero de ellos aprobado en 1984, pero esto no ha impedido que la zona esté jalonada por solares que llevan años sin reconstruirse; un problema estético y de salubridad.

Solar en el centro de Gandia frente al Palau Ducal. / J.C.
Josep Camacho
Al problema de las baldosas del pavimento rotas y sueltas, algunas áreas donde el cableado sigue sin soterrar, las casas que a simple vista se aprecia que necesitan actuaciones para evitar que se desplomen o los locales comerciales vacíos que el ayuntamiento quiere activar para que vuelvan a tener vida, Gandia tiene que sumar otro fenómeno que afea la ciudad: los solares, muchos con un pésimo aspecto, donde pasan los años y nadie vuelve a construir.
Sólo en el centro histórico hay decenas de ellos, llamativos huecos en las calles que dejan a la vista las medianeras de los otros edificios o las especies vegetales que crecen en su interior. No son pocos los vecinos que reclaman que se actúe en esos lugares. Eso sí, casi todos tienen sus cerramientos de acuerdo a la normativa vigente, con vallas o muretes de hormigón.
El caso más paradigmático y visible de este problema se da en la calle Duc Alfons el Vell, justo en frente del Palau Ducal. Allí había dos bloques de edificios ruinosos. En el primero tuvo que actuar de oficio el ayuntamiento, ordenando un derribo que empezó el 22 de diciembre de 2022. Tras ello una promotora colocó un cartel anunciando una nueva promoción que todavía no ha llegado.

Algunos solares del centro. / J.C.
Hay otros ejemplos, como en la calle Sant Francesc de Borja, una de las más comerciales y elegantes de la ciudad, paso obligado de procesiones, o en la plaza del Prado y calle Rausell, por donde transitan a diario miles de personas. Los temporales de lluvia o viento suelen recordar la debilidad de algunas estructuras y «aceleran» derribos totales o parciales que deberían ejecutar los propietarios.

Ejemplo de solar con un convenio municipal para hacer un lugar provisional de esparcimiento. / J.C.
Y todo ello a pesar de que el centro de Gandia se considera la «joya de la corona», con una protección urbanística que fue pionera, el Perimmu, aprobado en 1984.
El problema, que obviamente no es exclusivo de Gandia, se extiende por numerosas ciudades. Buena prueba de ello es la misma capital, València, donde asociaciones vecinales de Ciutat Vella, el corazón del «cap i casal», recopilaron y publicaron una relación de parcelas vacías, muchas incluso abiertas, que afean la trama urbana y que en no pocas ocasiones causan problemas a los ciudadanos en forma de suciedad, malos olores o al ser «okupadas» por personas sin techo como espacios donde habitar.

La mayoría de solares están cerrados pero suponen un problema estético y de salubridad. / J.C.
El principal factor que propicia este problema está en la paradoja del escaso interés de los propietarios bien por construir en los solares o bien por venderlos a personas, empresas o promotoras interesadas en hacerlo. Llama la atención que, tanto en València como en Gandia, exista una enorme demanda de compra y alquiler de vivienda y que, simultáneamente, tantos solares estén abandonados en lugares donde existen todos los servicios y todas las condiciones para vivir.
En el caso del centro histórico de Gandia o su equivalente de Ciutat Vella de València, las casas y los pisos se pagan y se alquilan a precios altísimos, siempre que estén en condiciones, pero la acción constructora sigue siendo escasísima. «Es el precio que piden por un solar o por las casas que incluso están en ruina», señalan a este periódico desde distintas inmobiliarias y promotores, que reclaman a la administración la adopción de medidas que incentiven a vender.
Tampoco ayudan las condiciones para construir en esas zonas. Las leyes protegen muchos entornos urbanos históricos, obligando a costosas actuaciones previas, como las prospecciones arqueológicas, o a tener que construir siguiendo un modelo para mantener la estética urbana, lo que ahuyenta a muchos interesados.
En Gandia, al menos hace unos años, durante el Gobierno local del PP, se llegó a un acuerdo con unos cuantos propietarios de solares en el centro de la ciudad para convertirlos en plazas abiertas, incluso ajardinadas, a cambio de perdonarles el IBI mientras se mantenga ese uso. El ayuntamiento instaló en ellos, de manera provisional, juegos infantiles, bancos o zonas verdes. Como la crisis de la vivienda va para largo y se sigue arrastrando, todavía hay solares cuyos dueños se acogieron a esa medida y las parcelas continúan así desde hace más de una década, algunos con unos árboles ya de gran porte.
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