La cara y la cruz de las depuradoras de aguas residuales de la Safor

El plan de la diputación mejorará siete instalaciones y construirá una nueva para Llocnou de Sant Jeroni y Almiserà

El contraste es la parálisis que sufren los eternos proyectos de Gandia, Oliva y la playa de Tavernes de la Valldigna

La depuradora de Oliva, muy insuficiente para tratar el caudal que se genera en la localidad

La depuradora de Oliva, muy insuficiente para tratar el caudal que se genera en la localidad / Levante-EMV

La Diputació de València acaba de aprobar un plan de cooperación con la Entidad de Saneamiento de Aguas Residuales (Epsar) de la Generalitat para construir ocho nuevas depuradoras en la provincia y realizar mejoras en las estaciones de aguas residuales de otros 70 municipios. El convenio, pendiente ahora de ratificación por parte del Consell, destinará 51,5 millones de euros a obras de depuración entre los años 2025 y 2028, y se suma a los 32,5 millones que ambos entes destinaron a actuaciones de urgencia en otras 75 depuradoras afectadas por la dana, que se encuentran ya en marcha.

Según ha concretado la diputación, ese plan se traduce, en la comarca de la Safor, en ocho actuaciones que incluyen una nueva depuradora y la reforma de otras seis, además de la mejora en el colector de aguas residuales que discurre paralelo al río Serpis y que recoge las aguas sucias de varios municipios para dirigirlas a la depuradora comarcal de la Safor-Sur, situada en Gandia.

Imagen aérea de la depuradora comarcal de la Safor-Sur, situada en Gandia.

Imagen aérea de la depuradora comarcal de la Safor-Sur, situada en Gandia. / Levante-EMV

En lo que respecta a la nueva depuradora, sustituirá la que actualmente funciona, con muchas deficiencias, en Almiserà y Llocnou de Sant Jeroni. Esta planta de tratamiento, ubicada junto al cauce del río Vernissa, es muy antigua y no ofrece los parámetros de calidad en el agua, lo que provoca una cierta contaminación del río. Con la nueva planta prevista, que deberá construirse en un periodo máximo de cuatro años, el agua resultante de estos dos municipios, cuya población no alcanza los mil habitantes, podría ser reutilizada para el riego. Es evidente, sin embargo, que se trata de un exiguo caudal, vista la escasa población de Almiserà y Llocnou de Sant Jeroni.

Las otras obras previstas en la Safor responden a mejoras, más o menos importantes, en seis plantas. Se trata de las que dan servicio a Barx, Benifairó de la Valldigna, Simat de la Valldigna, Palma de Gandia-Ador, y a las de la Bassa y la Goleta, ambas en Tavernes de la Valldigna.

Según señala el ente provincial, será la propia Epsar, el organismo competente de la Generalitat en materia de tratamiento y depuración de aguas residuales, la que diseñará los proyectos y los ejecutará. Una de las cuestiones que se ha querido destacar de este acuerdo es que el caudal depurado podrá ser reutilizado para el riego o para usos terciarios, como el baldeo o limpieza de espacios públicos, lo que, en periodos de sequía, contribuirá a ahorrar agua.

La otra cara de la moneda

Ahora bien, esta buena noticia contrasta con otra en este caso negativa, que se resume en parálisis y que afecta nada menos que a los tres núcleos de población más importantes de la Safor. Porque, a estas alturas y pese a haber sufrido una extrema sequía hasta el último trimestre del año pasado, siguen sin avanzar los procesos para actuar en la depuradora de Gandia, que trata el agua nada menos que de diecisiete municipios de la comarca, la que se ha proyectado en Oliva y la que está pendiente, desde hace décadas, para la playa de Tavernes de la Valldigna.

En el caso de Gandia, que es con diferencia la mayor planta receptora de aguas residuales de la Safor, la parálisis, que ya se prolonga durante muchos años, afecta al proyecto para aplicar un sistema de tratamiento terciario, lo que permitiría el aprovechamiento del caudal resultante. No es poca cosa, porque, según datos revelados por la Epsar, año tras año se recepciona en esa instalación un caudal que ronda los diez hectómetros cúbicos, suficiente para garantizar el riego a cientos de hectáreas agrícolas.

La reparación, en el año 2020 del emisario submarino de Gandia.

La reparación, en el año 2020 del emisario submarino de Gandia. / Levante-EMV

Además, en estos momentos la mala calidad del líquido impide que el caudal tratado se pueda verter directamente al cauce del río Serpis, lo que obliga a usar un emisario submarino, muy deteriorado, que ya tuvo que repararse hace cuatro años debido a las denuncias de que estaba contaminando la costa y afectaba a especies marinas vulnerables.

En Oliva el problema , como recientemente ha publicado este periódico, es que está paralizado el proyecto para construir la gran depuradora que la ciudad y sus urbanizaciones necesitan. La causa radica en que el plan del Ministerio para la Transición Ecológica, que prevé invertir cerca de 40 millones de euros en esa nueva instalación que sustituya la deficiente depuradora actual, obliga a garantizar el aprovechamiento del futuro caudal tratado, que rondará los 4,5 hectómetros cúbicos anuales.

El Ayuntamiento de Oliva, encargado de «buscar» a esos usuarios, entre los cuales se sondean comunidades de regantes agrícolas, asegura que está manteniendo reuniones para conseguir ese requisito indispensable, formalizar el acuerdo y, así, desbloquear el procedimiento para redactar el proyecto y ejecutar la gran depuradora que la ciudad necesita.

Para la nueva planta depuradora de playa de Tavernes de la Valldigna las noticias todavía son peores. El proyecto, que ha sido «redimensionado», está bloqueado desde hace décadas, la Generalitat ha cuestionado la ubicación inicial por estar en zona inundable, y nadie en este momento es capaz de pronosticar cuándo se acometerán las obras.

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