Un estudio rescatará del olvido al arquitecto de media Oliva

Casi nadie en Oliva sabe quién fue Luis Sancho Coloma, un personaje que ni tiene calle a su nombre y del que se desconocen muchos aspectos de su vida y de su labor profesional. Pese a ese olvido, Sancho Coloma puede decirse que fue el arquitecto de media Oliva. Porque no solo diseñó y construyó numerosos edificios públicos y privados, sino que también fue quien dibujó buena parte de lo que hoy es el ensanche de la ciudad, la zona de Oliva que discurre entre la carretera N-332 y el paseo. De hecho, quienes ahora quieren rescatar su memoria relatan que una cuarta parte de los edificios de viviendas de Oliva llevan su firma.

Para aportar luz sobre este personaje e intentar situar su figura en el contexto histórico local, la Associació Cultural Centelles Riusech acaba de encargar un estudio, mediante la concesión de una beca, al joven investigador olivense Rubén Vázquez Carrió. El objetivo, señala Vázquez, es relatar la trayectoria de quien firmó más de 2.700 proyectos de obra, muchos de ellos elementos simbólicos de Oliva y también de otras ciudades.

El estudio, que llevará un año de trabajo, se titula «Luis Sancho Coloma, arquitecte de la contemporaneitat d’Oliva», y servirá también como tesis doctoral en Arquitectura, Urbanismo y Paisaje por la Universitat Politècnica de València.

Rubén Vázquez señala que en ese trabajo lleva diez años enfrascado porque tendrá varios bloques que abarcan la vida, las vicisitudes y, sobre todo, su trabajo en Oliva.

Luis Sancho Coloma nació en Oliva en 1901, y era hijo del reconocido alcalde Juan Sancho. Estudió primero en esta localidad y después Arquitectura en Barcelona, pero tuvo problemas con su padre y entró, junto a su hermano, en grupos estudiantiles masónicos, lo que le ocasionó problemas cuando llegó la Guerra Civil y el posterior periodo de la dictadura franquista.

En 1932, después de licenciarse en Barcelona, regresa a Oliva y abre su primera etapa como arquitecto municipal. Pero en plena guerra se exilia a Francia, de donde no regresa hasta 1942. Pese a ello tuvo que esperar hasta 1948 para reincorporarse como arquitecto municipal de Oliva, donde desarrolló una intensísima actividad profesional hasta 1961, año de su retirada.

Al margen de lo que hizo en Oliva, se han contabilizado 414 proyectos en València, un proyecto en Madrid, 17 en Gandia, 32 en Pego y un número menor en Xàbia, Godella y Palma de Mallorca.

Como denominador común, Sancho Coloma se sitúa en la arquitectura racionalista, como bien se puede apreciar en los edificios que diseñó en las calles del Cura Plebán o Constitució y en la plaza de l’Ajuntament de Oliva, propios de un estilo tradicional.

En su periodo vital, este desconocido arquitecto tomó Oliva como una ciudad sin aceras, adoquinado, ni alcantarillado y con muchos problemas de salubridad. Sobre esa base impulsó la rehabilitación de las plazas de Sant Roc, de l’Ajuntament y de Joan Baptista Escrivà o reconstruyó el campanario de Sant Roc.

«Podemos decir que la arquitectura de aquella época es toda suya», afirma el investigador Rubén Vázquez, quien recuerda que proyectos suyos también son el Mercat Municipal, el Centro Olivense, el Matadero Municipal, los colegios Santa Anna, Antonio Rueda La Carrasca o el Gabriel Ciscar, actualmente CPC El Pinet. También dirigió el proyecto de la iglesia de Nuestra Señora del Carmen de la playa, la Residencia de Ancianos Nuestra Señora del Rebollet, el actual Cementerio Municipal y la reconstrucción del antiguo hospital.

Ni en vida ni tras su muerte, acaecida en marzo de 1981 en València, Luis Sancho Coloma recibió el reconocimiento de la ciudad que, casi como nadie, diseñó en su vida profesional.

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