Matrimonios

Las bodas por la iglesia ya no se llevan en la Safor

El número de enlaces va al alza en los últimos años pero cada vez son más las parejas que optan por las ceremonias civiles

Las expertas apuntan a la comodidad de no tener que mover a los invitados

El salón de plenos de Gandia, preparado para una ceremonia civil. | LEVANTE-EMV

El salón de plenos de Gandia, preparado para una ceremonia civil. | LEVANTE-EMV

Gandia

Los matrimonios mediante ceremonia religiosa ya no están de moda en la comarca de la Safor. Del total de 681 bodas que se celebraron en 2023, último ejercicio del que hay datos, apenas 64 fueron por la iglesia, lo que significa apenas un 9,3% del total.

Este dato contrasta con el de hace dos décadas, cuando una gran mayoría de las parejas elegía la vía católica. Ese año se casaron un total de 871 parejas y las bodas religiosas ganaron por goleada a las civiles y representaban casi un 59% del total (507).

A partir de ese año, la diferencia entre las dos opciones se fue reduciendo de forma progresiva hasta que en 2009 los enlaces civiles superaban por primera vez a los religiosos, con 361 que se formalizaron a través del juzgado por los 411 católicos. Desde entonces, las ceremonias laicas han ido aumentando su distancia hasta el punto de que en la actualidad las religiosas son testimoniales en la comarca de la Safor.

Mónica López, organizadora de bodas (wedding planner) de la empresa Lis Eventos, cree que uno de los principales motivos, además de que las creencias religiosas han cambiado, está en la comodidad. «Las parejas optan por celebrar la ceremonia en el mismo lugar que el convite para evitar desplazamientos de los invitados. Si se hace en la iglesia después hay que pensar en autobuses, coger el coche, etc».

Por su parte, Carolina Sanchis, de la empresa Protocolo&Co, apunta que, en su caso, «el 90% de las bodas que organizamos son religiosas» y asegura que «no he notado ese incremento en las civiles». Coincide, eso sí, en el hecho de que, probablemente, la movilidad de los invitados pueda ser uno de los motivos por los que muchas parejas eligen casarse por lo civil.

El dato llega, además, en un momento en el que las bodas están al alza. Durante los años de la crisis, los enlaces sufrieron un frenazo por cuestiones eminentemente económicas, pero los cambios sociales han consolidado la tendencia por la que muchas parejas deciden convivir sin formalizar su unión.

Desde 2019, dejando de lado el año de la pandemia en el que apenas hubo 319, los enlaces matrimoniales crecen año a año. Pero al mismo tiempo que se incrementa el número de parejas que deciden unirse mediante ceremonias civiles, desciende el de aquellas que optan por las religiosas.

En 2018 se celebraron 97 casamientos católicos, que fueron 27 menos el año siguiente, 2019, con 70. En 2020 hubo apenas 23 por la covid y el 2021, con la normalidad aún no instalada en el cien por cien, 45. Un año después, en 2022, se recuperó hasta los 71 casamientos religiosos para caer hasta los 64 en el último dato conocido.

Pese a que el número de parejas que deciden dar el paso de casarse va en aumento, son cifras que no tienen nada que ver con las casi 900 bodas que se oficiaron en 2005. Eran tiempos, eso sí, en los que había muchos más habitantes en la comarca y también mayor alegría económica. De hecho, los años previos al estallido de la crisis son los que registran las cifras más altas.

Más libertad en fincas que en salones

Carolina Sanchis explica que los enlaces de hoy no distan tanto de las de hace dos décadas y habla de que «hay parejas que prefieren bodas más íntimas, con su círculo más cercano y otras que prefieren bodas grandes con muchos más invitados», algo que, apunta, depende «de la personalidad y situación económica de cada pareja».

Donde sí ha notado cierta tendencia al cambio es en el lugar escogido para celebrar el enlace, ya que muchas parejas se decantan por espacios tipo masías, alquerías o jardines, los cuales, señala, «ofrecen tienen mucha más libertad para poder adaptarlos a su gusto» y «hay mucha variedad de caterings de muy buena calidad». Reconoce, eso sí, que son los que eligen matrimonios «de poder adquisitivo medio-alto» y explica, en cambio, que los salones se están quedando un poco desfasados en cuanto a estética y las ofertas gastronómicas que ofrecen son más limitadas».n

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