El gran proyecto social de la Colegiata de Gandia en Benassal también se esfuma

El centro de atención a mujeres vulnerables en el sanatorio que fundó Joaquín Ballester requiere una ayuda de la Generalitat que no llega

Es otra iniciativa benéfica que la Administración deja sin dinero

La presentación del proyecto de la Colegiata para Benassal, que tuvo lugar en Gandia en marzo de 2024.

La presentación del proyecto de la Colegiata para Benassal, que tuvo lugar en Gandia en marzo de 2024. / Levante-EMV

Gandia

Hace casi un año el abogado José García Roig y el sacerdote Ángel Saneugenio, ambos representantes de la Colegiata de Gandia, presentaron en esta ciudad un ilusionante proyecto social que consistía en rehabilitar las llamadas «casitas» de Benassal, un municipio de Castelló, para convertirlas en un centro de atención a mujeres vulnerables.

Aquella iniciativa, que llamó la atención y recibió el respaldo de la sociedad y de los ayuntamientos de Benassal y Gandia, precisaba de mucho dinero, porque es mucha la obra que se tiene que hacer, y ahí es donde se llamó a la puerta de la Generalitat para que se implicara en la financiación. La respuesta, sin embargo, ha sido ninguna y, según señalan los responsables a este periódico, el proyecto no se podrá llevar a cabo, al menos en el plazo que todos esperaban.

La presentación del proyecto, que tuvo lugar en los salones de Fomento de Agricultura, Industria y Comercio de Gandia, contó con la presencia de Asunción Chanzá, secretaria autonómica de Igualdad y Diversidad, quien alabó esta iniciativa, de ahí que muchos pensaran que la Administración autonómica ya había tomado la decisión de contribuir. Hoy, sin embargo, en Cáritas de la Colegiata, que es el organismo que iba a gestionar este centro, reina el pesimismo y todos asumen que, de llevarse a cabo, ya no sería en esta legislatura.

Benassal tiene una estrecha relación con Gandia. Aquellas «casetas» son propiedad de la Colegiata de esta ciudad porque fue Joaquín Ballester Lloret, alcalde de Gandia fallecido en 1951 y miembro de la Liga Católica, quien fundó diversas instituciones benéficas, entre ellas el sanatorio de Fontilles y este sanatorio de Benassal dirigido a aprovechar sus manantiales de agua para tratar a pacientes que sufrían piedras en el riñón.

Las casetas cerradas hace años del antiguo  sanatorio de Benassal.

Las casetas cerradas hace años del antiguo sanatorio de Benassal. / Levante-EMV

Con el tiempo, las instalaciones se fueron abandonando, hasta el punto de que la inversión para convertirlas en un centro de atención requiera mucho dinero.

La idea del abogado José García fue aplaudida y se dirige a reconvertir el abandonado sanatorio en un espacio de atención integral para mujeres vulnerables, especialmente las que tienen hijos pequeños a su cargo.

Otros proyectos congelados

La obra, que ya fue bautizada como Albergue Joaquín Ballester, actuaría sobre dos edificios que suman alrededor de mil metros cuadrados con cerca de cuarenta habitaciones y el resto de elementos necesarios, pero en el momento de anunciarse ya quedó claro que todo iba a depender de la Administración autonómica. «Vamos a ver hasta qué punto se va a implicar la Generalitat», dijo el promotor que, un año después, sigue sin respuesta a pesar del respaldo que enseguida tuvo de diversas entidades benéficas, entre ellas la Fundación por la Justicia o la asociación Amigos de la Calle. Además del carácter social y solidario de la propuesta, los promotores destacaron que permitiría luchar contra la despoblación que sufre el interior de la Comunitat Valenciana, en este caso concreto la zona en la que se sitúa Benassal.

El caso del Albergue Joaquín Ballester se suma a otros muchos proyectos inscritos en el departamento de Servicios Sociales que han quedado suspendidos o directamente anulados. El último de ellos, que el Ayuntamiento de Potries batallará incluso en los tribunales, es una residencia de personas mayores en esta localidad que ya había empezado a tramitarse. Tampoco se sabe qué hay de las dos residencias que se anunciaron en la ciudad de Oliva o la de Tavernes de la Valldigna, todas ellas incluidas en aquel Plan Convivint que presentó en la pasada legislatura el Consell del Botànic.

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