Un libro aborda la importancia del convento de Santa Clara de Gandia
La obra se presenta este miércoles a las 19 horas en el Museu de Santa Clara de Gandia

El monasterio de Santa Clara de Gandia. / Levante-EMV
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La historia y la importancia del monasterio de Santa Clara de Gandia son el centro de un libro que este miércoles, a las 19 horas se presenta en el Museu de Santa Clara. Se trata de una edición crítica, en dos volúmenes, de la Chrónica del Real Monasterio de la seráfica madre Santa Clara de la ciudad de Gandía, escrita por el padre Josep Llopis y realizada por los profesores de la Universitat Politècnica de València Santiago La Parra, Nuria Ramón y Joan Aliaga.
El padre Llopis, natural de Piles, fue franciscano. Se labró fama de predicador en Querétaro (México). De vuelta a España vivió en los conventos de Cocentaina y Alcoi y los tres últimos años de su vida fue confesor de las clarisas de Gandia. Aquí escribió esta crónica y falleció en 1782 cuando revisaba el texto para darlo a la imprenta.
Aunque Santa Clara de Gandia cumplirá 563 años el próximo 8 de mayo, aún es poco lo se conoce de una institución tan longeva pero que sigue conservando fuerzas suficientes como para reinventarse buscando en la venta de helados una fuente reciente de autofinanciación, de acuerdo con la norma benedictina del ora et labora.
Pero por encima de sus siglos de vida, lo más destacable de este cenobio es el haberse convertido en referencia de la espiritualidad franciscana del siglo XVI; pues desde Gandia irradió la reforma coletina o de vuelta a la estricta observancia de pobreza que defendía Santa Clara de Asís en la regla fundacional de la única orden fundada por una mujer que reconoce la Iglesia Católica. Hijos de aquella esforzada misión apostólica de las clarisas gandienses serían el de Convento Jerusalén (València), el de la Santa Faz de Alicante, el popular del Tránsito en Zamora o el exclusivo de las Descalzas Reales en Madrid, fundado por la princesa y regente Juana de Austria, siguiendo instrucciones de su director espiritual Francisco de Borja.
Con las pancartas del 8 de marzo todavía calientes resulta oportuno recordar a estas otras mujeres, continuadoras de una clausura femenina secular, que en su tiempo era motivo de notable inquietud y mucha preocupación para la jerarquía eclesiástica.
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