La primera mujer al frente de la Cofradía de Pescadores del Grau de Gandia
Mari Carmen Argudo: «Esperamos que Europa responda porque si no la pesca desaparecerá»
Entre sus prioridades, incrementar las cuotas de captura que ahogan al sector

Mari Carmen Argudo, junto a la barca en la que trabaja, amarrada en el muelle pesquero de Gandia. / Levante-EMV
En un sector económico como el de la pesca, donde el protagonismo de la mujer sigue siendo muy minoritario, los representantes de la Cofradía del Grau de Gandia acaban de elegir a Mari Carmen Argudo como presidenta. Lo será durante dos años y medio, hasta la convocatoria de las próximas elecciones, y releva en el cargo al recientemente fallecido, Domingo Ciurana. Argudo, de 59 años, no es una novata ni en este duro trabajo ni en la gestión de la cofradía, dado que en este mandato ya ocupaba la vicepresidencia de la entidad.
Aunque nacida en Oliva, se trasladó a Gandia al contraer matrimonio con un pescador y desde hace 30 años se dedica a salir con su barca que se dedica a las artes menores.
La nueva presidenta de la Cofradía de Gandia asume ese cargo perfectamente consciente de los problemas de una profesión y un sector económico que, en el Mediterráneo, cada vez son más complicados. Y lo hace después de haber sido pionera en la reivindicación de los derechos y la igualdad de las mujeres en esta profesión a través de la Associació de Dones de la Mar (Adomar) de la que forma parte desde hace años. Entre las cofradías valencianas solo hay dos mujeres en el puesto de máximas responsables, la de Gandia y, desde hace un tiempo, la del Campello.
Junto a la barca Iceberg Uno, que también ha bautizado como Aleix i Aimar, los nombres de sus dos nietos, señala que entre sus prioridades está mantener la batalla para conseguir que se autoricen más días de poder salir a faenar para las barcas de arrastre y más cuotas para la captura de gamba roja.
La crisis de la pesca también requiere nuevas normas para el sector de artes menores. Lo sabe bien la nueva presidenta de la cofradía, que pone como ejemplo que, cuando ella comenzó a trabajar en el puerto de Gandia, había más de 120 barcas que se dedicaban a esa actividad frente a las treinta actuales. El descenso es similar al que se ha producido en las barcas que se dedican a la pesca de arrastre, y, en suma, cientos de puestos de trabajo se han perdido en las últimas décadas. «La flota se está reduciendo a la carrera», indica con preocupación.
«O ponemos remedio o la pesca se irá a pique», indica Argudo, quien manda un mensaje a las autoridades para que tengan en cuenta la situación concreta del Mediterráneo, donde, «a este paso, no habrá pescado y tendremos que abastecernos de las piscifactorías».
Uno de los frentes abiertos en este momento son las normas que llegan de la Unión Europea para, según señalan desde Bruselas, garantizar una pesca sostenible. En esa línea, Mari Carmen Argudo indica que es necesario hacer un frente común entre todas las cofradías y las administraciones. «No puede ser que no podamos pescar ‘bacora’, una especie de bonito, o que solo se permita capturar 478 kilos de atún rojo al año», señala la presidenta, quien confía en que se modifiquen esas restricciones porque, de lo contrario, «la pesca en el Mediterráneo desaparecerá».
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