OPINIÓN

Los populares de Gandia tienen la piel muy fina

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. / Levante-EMV

José Juan López

Miembro de la Comisión Ejecutiva Local del PSPV-PSOE de Gandia

No me podrán negar que desde que Víctor Soler vuelve a ser el portavoz del PP de Gandia no hay un pleno tranquilo y sin descalificativos varios –y a veces, incluso, insultos a la bancada del Gobierno local–. Al secretario primero de las Corts Valencianes y a su compañera Cristina Moreno, hoy diputada en Madrid, se les concedió cambiar los plenos a los viernes, ya que su atareada agenda no les permitía fiscalizar en condiciones al gobierno gandiense. Estaban tan “ocupados” en el Grupo Municipal Popular que no presentaron ni una sola enmienda al presupuesto municipal. Eso sí, optaron por lo facilito: enmienda a la totalidad y así no tenemos que justificar ni exponer postura.

Algunos podrían decir que existe buen compadreo o compañerismo político en el Ayuntamiento de Gandia. Lo más probable es que en otras circunstancias les dijeran que “allá ustedes, fiscalicen como puedan”. Pero desde el famoso “se acabó el recreo” de Víctor Soler, los plenos se han convertido en un mitin constante del portavoz popular. Alguien que no ha trabajado nunca fuera de la política y que la tiene como su forma de vida –con todos mis respetos, ya que soy de los que defiende que la política es otro trabajo más–, tal vez no debería ser un “charlatán del barro”, que es por donde se mueve desde que su partido le ha devuelto la confianza.

Soler ya no es un pipiolo de Nuevas Generaciones, donde hay alguno que solo enturbia la política gandiense con bulos y, diríamos, mala pata. Le debe un respeto a toda la ciudadanía, le haya o no votado. No obstante, como digo, los insultos y las descalificaciones son una constante en sus intervenciones. No pierde la ocasión para acordarse de la exalcaldesa, hoy ministra, Diana Morant, siempre en tono despectivo e interpelando al alcalde –bastante paciencia tiene Prieto, otro en su lugar lo hubiese expulsado del pleno–.

Los concejales del PP a diario utilizan términos y calificativos que no voy a reproducir por respeto. Unos calificativos que, imagínense, los utiliza la extrema derecha y la derecha extrema. Aunque si se encuentran tan cómodos en estas situaciones, no les debería molestar que por una vez alguien los haya puesto en su sitio. Podría haber sido cualquier edil de la bancada del Gobierno de Gandia. Pero, en esta ocasión, el portavoz socialista Adrián Vila les puso por una vez en su sitio.

Y sigue sin contestar, señor Soler: ¿qué opina usted de la gestión de su jefe ante la dana? Respuesta fácil. Se marcharon, no para no contestar, no por las palabras de Vila. Vinieron con la cartilla estudiada de casa para reventar el pleno y ser los protagonistas del día.

A lo mejor es que han estado demasiado tiempo en el recreo y, cuando se han puesto a estudiar, ya no se aprenden la lección y les tocará repetir curso en la oposición. Porque, mal que les pese, Gandia no elige el barro y el fango.

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