¿Qué es ese sorprendente manto que "ensucia" el Paseo de Gandia?

Cientos de gandienses se preguntan por un fenómeno que no todos los años se produce tan intensamente

Los servicios de limpieza se esfuerzan para despejar esa y otras vías afectadas de la ciudad

El manto de polen y restos vegetales en el paseo de les Germanies de Gandia.

El manto de polen y restos vegetales en el paseo de les Germanies de Gandia. / Josep Lluís Rufat

Gandia

La naturaleza tiene sus ciclos y, con la llegada de la primavera, se abre un nuevo escenario biológico que afecta tanto a las personas como a las plantas. A más horas de sol se produce un incremento de la temperatura y la luz y, con ello, una explosión de las especies vegetales que, en mayor o menor intensidad, han estado hibernando en los últimos meses. También de aquellas que se encuentran en vías urbanas.

En esta primavera, a esas condiciones ambientales de más sol y temperaturas más suaves se ha unido el hecho de un mes de marzo que ha registrado lluvias muy prolongadas y generosas, dejando en muchas áreas de la Safor, entre ellas Gandia, más de cien litros por metro cuadrado.

El resultado de ello es esa eclosión de vida vegetal que está en el origen del manto situado en el firme del paseo de les Germanies y que ha sorprendido a muchos gandienses y visitantes.

Ese material, que el viento se encarga de acumular en pequeños montones y que a veces alcanzan varios centímetros de grosor, a modo de alfombras, no es más que el polen y otras sustancias que se desprenden de los plátanos del paseo, en plena actividad biológica, la misma que los lleva a sacar las hojas y empezar a dar esa sombra tan necesaria y agradable para el verano y los días de más calor.

El polen depositado en el suelo dibuja grandes "alfombras".

El polen depositado en el suelo dibuja grandes "alfombras". / Josep Lluís Rufat

Ningún peligro causa ese manto, salvo la necesidad de caminar con precaución para evitar tropiezos o resbalones, si bien los servicios de limpieza municipales se encargan de ir limpiando periódicamente esa cubierta vegetal que tanto llama la atención. Los únicos que lo sufren, y por ello deben protegerse adoptando medidas, son las personas que, cada vez en mayor cantidad, son alérgicas al polen.

Como es obvio, estas mismas sustancias también se desprenden de los árboles en otros puntos de la ciudad, pero generalmente no es tan visible ni se acumula en montones porque en espacios más abiertos el viento las esparce y las sitúa sobre zonas libres de asfalto y pavimento, donde se degrada y desaparece con rapidez. Eso se puede comprobar, entre otros lugares, en el corto tramo del paseo que hay cruzando la pasarela del río Serpis.

Este efecto sorpresa, que hace años que no se veía con tanta intensidad, es, por lo tanto, de lo más natural. De hecho, es normal y positivo que ocurra y solo es una consecuencia de esa primavera que se impone. La imagen se puede comparar con aquella que llega en otoño, mediante la caída de las hojas de esos mismos plátanos, dejando grandes mantos vegetales de color marrón.

En las montañas de la Safor estos "efectos de la primavera" también son visibles especialmente en este año lluvioso. Todo tipo de especies vegetales comienzan la fase de su mayor actividad, igual que hacen cientos de animales que "duermen" durante los meses más fríos y que ahora arrancan su ciclo vital más intenso. Ya se sabe que, como bien dice el dicho valenciano, "a l'estiu tot el món viu" y la naturaleza se encarga de demostrarlo.

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